Hoy cierro mi semana de retroláminas, como he decidido llamar a los tres últimos posts (por si os lo habéis perdido, el trío lo completan un par de zapatillas Converse y la fantástica Game Boy), con otro gran clásico de ayer, de hoy y de siempre: el Tetris.
Creo que mi reforma made in Ikea de esta semana me ha afectado un poco, y mi cabeza me hace ver el mundo dividido en piezas. Pero es que, y aquí me pongo un poco profunda, ¿qué es la vida si no un buen puñado de piezas que nos vienen de quién sabe donde y nos obligan a adquirir la destreza de ser capaces de combinarlas, encajarlas y tratar de llenar todos los huecos posibles sin que se acabe la pantalla?. Así es, la vida es un Tetris, amigos, y todos la afrontamos deseando que caiga la pieza del palito, esa que encaja a la perfección y acaba con cargas pesadas, muy pesadas.
A veces esa pieza es el amor, otras el trabajo, otras los amigos o, por qué no, un buen pellizquito en la lotería (lo cual me recuerda que si no juego, no sé cómo espero poder ganar algo…). Pero, aún así, no se trata de sentarse a esperar que aparezca el dichoso palo, ya que si no combinamos las piezas con las que contamos de la mejor de las maneras, de poco nos servirá este.
Y con toda esta metáfora vital en mi cabecita loca, os enseño la lámina de hoy. Un mensaje especial para ese alguien muy especial que hace que la vida sea más fácil. Como una maquinaria bien engrasada que nos ayuda a combinar el resto de las piezas sin que resulte una tarea tan pesada.
Que paséis un fin de semana genial y la vida os regale buenas piezas a puñaos :)
Buena reflexión si señor! A veces parece que solo nos caen piezas «feas» y es imposible combinarlas….habrá que seguir jugando… besos
pd: me han encantado las retroláminas!
Me alegra un montón que te hayan gustado :) Y no te preocupes, que con el empeño que le ponemos a la partida, seguro que la pieza bonita llega muy pronto.
Un besote
Tienes mucha razón… ¡muy buen paralelismo! Eres una crack 😉
Muchas gracias, Joana ^-^
Buenos días!
Éste sí, el tretis sí que fue un clásico de mi infancia. Aquí si coincido en las peleas con mis hermanas por tener la máquinita que solo tenía un juego, el tetris, y mi padre prohibiéndonos jugar con ella.
Me ha gustado mucho la comparación que haces de este juego con la vida.
Un besote
Pues fíjate que me cuesta imaginarte enganchada a una maquinita :) Pero sí que es cierto que el Tetris es de esos «para todos los públicos» y la metáfora viene muy bien al caso. No se trata sólo de esperar a que caiga el palitroque, hay que jugar bien la partida.
Un besote