Navidad con sabor a mantequilla

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Llegó la nochebuena y la Navidad deja de ser el eslogan de un anuncio para convertirse en algo real. Las familias, más o menos grandes, se reúnen, el menú adquiere un aire más sofisticado, aunque no esté la cosa para tirar de cochinillo al horno ni de caviar (que a mí, plin), pero sólo con poner el mantel navideño, como que ya adquiere otro aire. Son los buenos deseos y el querer ser más amables lo que enciende la chispa estas fechas, aunque el materialismo y los mil y un regalos que ansiamos comprar lo nublen y pretendan distorsionar su significado. Yo sigo soñando y pidiéndole al nuevo año esa razón para sonreír de la que os hablaba el año pasado. Y es que las cosas no han cambiado tanto en un año, por mucho que algunas personas detrás de un plasma nos cuenten eso de que lo malo del mundo ya es historia…

galletas-mantequilla

Pero mejor no hablemos de según que temas si no queremos despertar al Grinch que habita en mí. Hoy quería contaros que hace unos días hice galletas, quizás invadida por el espíritu festivo, y como quería que fuese algo fácil a la par que apetecible, me decidí por las de mantequilla (os dejo aquí el link a la receta que seguí, súper fácil y bien explicada, nivel no-soy-capaz-de-freír-un-huevo). Para hacerlas un poco más navideñas, usé unos moldes en forma de estrella que compré hace un par de semanas en Søstrene Grene, una nueva tienda que han abierto en Málaga (del mismo estilo que Tiger) y en la que puedes encontrar cositas muy económicas.

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No estaba muy convencida de cómo saldría la cosa, pero me quedé bastante sorprendida de lo fáciles de preparar que son y sobre todo del resultado, están riquísimas y no tienen nada que envidiarles a las típicas galletas de mantequilla danesas. Sólo necesitaréis cuatro ingredientes (mantequilla, azúcar, harina y esencia de vainilla) y en menos de los que os imagináis tendréis la casa oliendo tan bien que será difícil no querer comerse todas las galletas de un tirón.

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¿No os parecen perfectas para una merienda navideña? Acompañadas de un té o un chocolate caliente y en buena compañía, que se quiten los bombones dorados y sus opulencias. Además son muy económicas y con poquita cantidad de ingredientes te da para llenar una caja entera e invitar a merendar a toda la familia.

Y ahora sí, yo recojo los bártulos y me marcho unos días al pueblo, a disfrutar de la Nochebuena y la Navidad en casa, a dar paseos forrada hasta las cejas para combatir el frío rondeño y a reunirme con amigas invencibles en un encuentro del que os daré buena cuenta llegado el momento.

¡Felices Fiestas a todos! Y recordad, la Navidad es mágica gracias a los pequeños detalles, así que no se me vuelvan locos. Quieran mucho y rían aún más.

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Hoy toca pizza

receta pizza uva, requesón y cherries#PlayItLoud!

Hacía muchísimo tiempo que no me asomaba por aquí con una receta, por eso hoy os traigo una que he descubierto hace muy poquito, pero que en casa nos encanta. Primero porque, como casi cada pizza, es muy fácil de hacer y, además, porque está muy, pero que muy rica, gracias a la mezcla de ingredientes dulces, salados y ácidos (entre otros, que no domino yo tanto a qué grupo de sabores corresponde cada alimento…) . Pizza de uva, requesón y tomates cherry.

La receta la encontré en una app para el móvil preciosa que el señor Wayne descubrió hace un par de meses, The Whole Pantry, y que está disponible, para iPhone y Android. Las fotos de las recetas son espectaculares, así que si os gustan la cocina y la fotografía, os la recomiendo 100%. (edito: esta aplicación no es gratuita como había dicho, tiene un precio de 2.69€ para iPhone y 2.05€ para Android, que no es tanto, pero sí que podéis descargaros sin coste alguno otra app de cocina bien chula, Side Chef, que además ofrece un paso a paso de cómo hacer cada receta. ¡Perdón por la confusión!). La única diferencia es que nosotros le añadimos tomate frito a la masa y allí prescinden de él. Yo, para llevármela a mi terreno, os la reproduzco ilustrada y, por si acaso, os la dejo aquí abajo.

¿Listos? Pues allá vamos:

Ingredientes:

  • Masa de pizza (hecha en casa o del súper, al gusto. Nosotros tenemos la suerte de contar con las que hace mi suegra, que le salen ricas, ricas). En la aplicación podéis encontrar una receta para la masa con muy buena pinta.
  • 1 cebolla y 2 dientes de ajo
  • Tomate frito (de nuevo aquí, al gusto, de bote o homemade)
  • 150 gramos de tomates cherry cortados por la mitad
  • 50 gramos de uvas verdes y/o rojas
  • 150 gramos de requesón
  • 2 cucharaditas de tomillo (yo se lo echo seco, que es el que tengo en casa)

Preparación (como en casi toda preparación de una pizza, no hay demasiado misterio, sólo que en ésta, la cebolla y el ajo han de cocinarse antes de añadirlas a la base para meterla al horno):

  • Rehogar en una sartén la cebolla y el ajo hasta que queden doraditos, sazonando al gusto
  • Disponer los ingredientes sobre la base, empezando por el tomate frito y acabando con el tomillo
  • Llevar al horno, previamente precalentado, y esperar a que la base se dore y las uvas y los tomates se hayan cocinado un poco

¡Y listo! Ya sólo queda disfrutar, solos o en compañía, de esta pizza tan rica y original. Animaos a preparadla y me contáis qué os parece. También se aceptan comentarios con recetas que a vosotros os gusten o cualquier otra cosa que me queráis contar, a mí lo que me gusta es leeros, así que cualquier excusa es buena.

Que paseis un lunes estupendo y podáis decir eso que canta Izal, ¡qué bien! ¿Aún no le habéis dado al play?

P.D. Mañana es mi cumple-blog (¡yeah!) y voy a preparar un sorteo muy chulo, aunque aún no os puedo confirmar la fecha, pero será prontito, así que no os desconectéis ;)

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La lista de la compra

básicos del super

#PlayItLoud!

Hoy os propongo un juego. Bueno, más que un juego es una especie de terapia. Me explico. Una de las cosas que menos entusiasmo me producen en el mundo es ir al supermercado. Creo que esa y echarle gasolina al coche son dos de las tareas de obligado cumplimiento que más rabia me dan. Pagaría para que los productos de la nevera y la despensa fuesen automáticamente repuestos conforme se van gastando o por tener el supermercado en casa, al cruzar la puerta de la cocina, como en un anuncio que no hace demasiado echaban por la tele.

Desafortunadamente, ninguna de estas dos opciones es factible y dado que tengo un supermercado bien hermoso a dos minutos de mi casa, no me queda otra que echarme las bolsas reutilizables en el bolso y salir a hacer la compra. De un tiempo a esta parte estamos intentando planificar los menús de la semana antes de pasar por el súper, con el fin de evitar eso que me sucede con frecuencia: llegar a casa con dos bolsas enorme llenas de mil y un productos y no tener dos que cuadren para crear un plato.

Pero hoy quería hablaros de los básicos (ya veis, que yo lo mismo os hago un post de los básicos del armario, como de los del súper). Esos productos que, con o sin lista de la compra hecha, pasan por caja religiosamente tras cada visita  al supermercado. Esos que llevas escrito a fuego en la cabeza y que retiras de las estanterías en modo autómata. Estanterías a las que sabrías llegar incluso con los ojos cerrados, aunque después de doscientas visitas sigas sin saber dónde encontrar la sal.

la lista de la compra

  • El básico estrella, ese que compras por sistema, sin meditarlo ni comprobar cuánto queda en casa. Para nosotros, los piquitos. Comprar un par de bolsas más nunca será un problema. Y es que el bote de piquitos es lo primero que se pone en la mesa después del paño.
  • El básico socorrido, ese que en tiempo récord y con un nivel de esfuerzo cero, tienes listo para comer cuando vas mal de tiempo, cuando es muy tarde para ponerse a cocinar o, simplemente, cuando no te apetece mover un dedo. ¡Qué mejor que una pizza! Unos minutos al horno, y a la mesa.
  • El básico sano. El básico con más prestigio, ese que te hace sentir bien y equilibra tu dieta. Aquí el combo ensalada es el rey de la casa. Adoro las ensaladas y podría vivir a base de ellas (eso sí, con muchos, muchos ingredientes extra: tomate, zanahoria, queso, atún, aguacate, frutos secos,…).
  • El básico «no debería». Éste es el que no casa con ninguno de mis intentos por comer sano-sano y dejar de picar cosas pecaminosas de las que van directas al culete. ¡Ay, las patatas fritas! Yo no sé abrir un paquete y dejar de comer antes de que se haya acabado. En mi casa tienen nombre propio y se llaman Lay’s Campesinas.
  • El básico clásico. Que no es otro que el que llevas comprando desde que pusiste un pie en un supermercado por primera vez en la vida. Ya era el rey de la despensa mis años de universitaria y casi no ha perdido el puesto después de haber superado la barrera de los treinta: el atún en lata. El ingrediente más socorrido jamás inventado, el que sirve para ensaladas, pizzas, pasta, arroces, bocadillos y un largo e innumerable etcétera.

Y como os dije al principio de esta entrada, la terapia que os propongo es que me contéis los vuestros. ¿Cuáles son esos básicos que caen en el carrito sí o sí en cada visita al supermercado? Seguro que nos reímos un rato y me atrevería a decir que hasta puede que aprendamos algo nuevo. Nunca es tarde para añadir un nuevo básico a la lista.

Que paséis un gran día.

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La caja tonta y la cocina: MasterChef

cosas que me gustan de la caja tonta#PlayItLoud!

Me las deseaba yo muy felices cuando decidí escribir esta entrada. Fue hace cosa de una semana y media y todavía  conservaba altas mis esperanzas de que las cosas siguieran el curso adecuado, de que los acontecimientos se sucedieran de la más justas de las maneras…

Vale, me estoy poniendo muy dramática y es sólo un programa de televisión, lo sé…

Hoy por hoy mi enganche a la tele es casi nulo. No sigo ninguna de las series que echan en antena y soy anti-fan de todos esos programas concurso de famosos que saltan de un trampolín (muy interesante…), bailan o cantan (aunque tengo que reconocer que vi las dos primeras ediciones de «Tu cara me suena», la primera por la novedad y la segunda porque Roko tenía mucho arte), y no soporto los espacios en los que airean trapos sucios sin que existan límites morales que tracen una línea en la que pueda leerse «hasta aquí».

Sin embargo, hay un género que me gana y calma esa cierta aversión que le tengo a la parrilla televisiva, y éste es la cocina. Suelo ver los programas de Chicote y seguí la primera edición de Top Chef (seguramente me enganche también a la segunda, para qué negarlo). Pero sin duda alguna, el premio gordo se lo lleva MarsterChef.

masterchef

A la primera edición nos enganchamos un poquitín tarde y de casualidad. Pero la televisión a la carta nos permitió ponernos al día en un periquete y desde entonces no nos hemos perdido ni un sólo programa (sí, también me enganche a la versión Junior, no me diréis que algunos de los pequeñajos no eran adorables, ese Aimar…). No contentos con eso, también hemos visto las cuatro ediciones de la Masterchef USA (y lo que llevan de la quinta, que emiten actualmente). Igual suena esto un poco friki, pero considero mucho más sano y enriquecedor ver programas de este tipo, con los que además aprendes y despiertas inquietudes, que esos otros que te cuecen el cerebro y aniquilan tus neuronas.

La cosa es que en esta segunda entrega, cuya final emiten esta noche, yo tenía un claro favorito desde el principio. Emil, el realizador publicitario, tachado de serio y antipático por algunos de sus compañeros, pero con más clase, educación y saber estar que muchos de ellos (si sois seguidores del programa seguro que se os viene algún nombre a la cabeza), y más importante aún, con mucho arte en la cocina. Pero cosas de la televisión, la semana pasada, en una prueba eliminatoria con la que no estuve del todo de acuerdo (sé que no estuve allí para probar los platos y por tanto toda opinión es más bien subjetiva), a Emil le pegaron la patada, alejándole de la plaza en la gran final que, desde mi punto de vista, se merecía.

Aún no se me ha pasado del todo el disgusto y pienso que una final entre Emil y Vicky tendría mucha más chicha que entre esta última y Mateo, porque creo que será ella quien se lleve el premio, sencillamente porque a lo largo de todo el concurso ha demostrado que cocina mejor que él. A pesar del ‘ataque Pokemon’ que le dio la semana pasada, que casi debiera haber sido tratado como ‘penalti y expulsión’ (lo cual hubiese colocado a Cristobal entre los dos aspirantes al título y habríamos tenido una final que nadie se esperaba, sí, pero igual un poco más justa…).

En fin, análisis aparte (que me voy por las ramas), esta noche en casa se verá la final, en Navidad la nueva edición Junior y el año que viene seremos fieles a la tercera. Porque es un formato ‘no-dañino’ que te hace pasar un buen rato, aspirar a ser un poquito mejor en los fogones y hasta intentar currarte unas presentaciones de esas chulas y refinadas. ¡Ah! Y al jurado que no me lo cambien, que sin las risas que nos regala Pepe, el estilo de Samantha y el todo talento de Jordi, MasterChef no sería lo mismo.

Y quién sabe… Igual esta noche la final nos sorprende.

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Más lunes, más queso y más limón

tarta de queso y limón - porción

#PlayItLoud!

Ya sé que no hace mucho publiqué una entrada con una receta de tarta de queso y limón (podéis verla aquí), pero es que me gustan tantísimo las cheesecakes y hay tantas variedades (aunque incluyan los mismos sabores), que no puedo resistirme a volver a la carga con una nueva. Creo que la de hoy es mi favorita, por lo extremadamente fácil que es, por su sabor fresco y nada empalagoso y por su textura suave y cremosa. De nuevo prescindimos del horno, y sólo hacen falta unas cuantas horas de frigo para tenerla lista.

Amantes de lo dulce, el queso y los cítricos. ¿Os hace un ratito (muy chico) en los fogones?

  • Dificultad: -10
  • Preparación: 30 minutos (si sois raudos y veloces, incluso menos).

Estas últimas semanas ando como las niñas pequeñas con las acuarelas, así que para hacer el proceso un poquitín más artístico, le he dado a los lápices y el pincel y he dibujado a mano la receta. La verdad es que me gusta bastante cómo ha quedado, tanto que quizás me anime a fabricarme mi propio recetario ilustrado. No sé a vosotros, pero a mí verlos así con dibujitos hasta me da más ganas de cocinar.

tarta de queso y limón - receta

Ingredientes:

  • 1 tarrina de queso en crema (Philadelphia o similares) de entre 250 y 300 gr (yo acabé usando una de 270 gr)
  • 2 bricks de nata para cocinar de 250 gr (en el Mercadona venden uno de 500 gr que va genial)
  • 1 sobre de gelatina de limón (si os gusta este sabor, aunque también podéis usarla neutra)
  • 1 paquete de galletas María o digestivas
  • Unos 80 gramos de mantequilla
  • 6 cucharadas de azúcar
  • Mermelada al gusto (yo usé de arándanos, que me encanta)

tarta de queso y limón entera

Preparación:

  • Trituramos muy bien las galletas (si tenemos picadora tardaremos 10 segundos, aunque también puede hacerse a mano) y las mezclamos con la mantequilla derretida, moviendo bien hasta toda la galleta esté húmeda.
  • Cubrimos el fondo del molde con la galleta, aplastando bien la masa con una espátula para que quede liso y uniforme. Reservamos en el frigorífico.
  • En un cazo a fuego bajo mezclamos la nata, el sobre de gelatina y el azúcar y movemos hasta que las dos últimas se diluyan bien, controlando el fuego para que no llegue a hervir.
  • Retiramos del fuego y aprovechamos el calor para añadir la crema de queso. Removemos muy bien, asegurándonos de que no quedan grumos (yo añadí un poco de ralladura de limón para darle aún más sabor a cítrico, esto es totalmente opcional).
  • Vertemos la mezcla en el molde, sobre las galletas y llevamos de nuevo a la nevera para que solidifique, al menos unas cuatro o cinco horas.

tarta queso y limón

¡Y listo! Transcurrido este tiempo no nos queda más que desmoldar, servir y disfrutar de ella ya sea en desayuno, postre o merienda. Está realmente deliciosa y es tan sencilla que apenas hay margen de error, por muy novatos que algunos podáis consideraros en la cocina.

tarta queso y limón primer plano

tarta de queso y limón

Hasta aquí la segunda entrega de las tartas de queso, aunque dudo mucho que sea la última. Eso sí, para la próxima intentaré cambiar el limón por algún otro ingrediente, a ver qué se me ocurre…

Que paséis un gran día y, si os ha gustado, dejadme un comentario aquí, que ya sabéis que me hace muy feliz leeros.

¡Hasta el miércoles!

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Frutas de verano

frutas temporada verano

 

#PlayItLoud!

Llevo tanto tiempo invocando al verano que casi no me creo que llegue mañana (quizás a estas alturas hayáis notado que se trata de mi estación favorita). Pero es esa libertad de no tener que ir forrada cual cebolla, el placer maravilloso de tumbarse al sol, bajar a la piscina cuando aún no hay nadie y bucear de lado a lado, la playa los sábados con un bocadillo y una cerveza, la luz que aún invade las calles casi a las diez de la noche.

Se me ocurren muchos pequeños placeres de los que disfrutar en verano. Momentos que se hacen grandes en compañía, detalles inmateriales que te arrancan sonrisas cuando cierras los ojos. Y el sabor del verano, las cañas, el pescaito frito y las frutas de temporada, dulces y refrescantes, ideales a media mañana, como postre y en la merienda.

Yo no os voy a mentir, reconozco que como mucha menos fruta de la que debiera (mal, muy mal), y sin embargo, es en verano cuando el cuerpo me pide aumentar el consumo. Sirva este post para hacer oficial mi firme propósito de incluir la fruta en mi dieta diaria. Y para hacerlo un poco más atractivo, traigo algunas ideas (en forma de recetas) para quienes, como yo, no encuentran el momento de comerse la fruta sola porque sí.

Fruta en ensaladas:

  • Sandía con aguacates
  • Granada con queso de cabra frito y vinagreta de miel
  • Higos (o brevas) con mozzarella y nueces
  • Mango con jamón y frutos rojos

Clásicos que no pasan de moda:

  • Melón con jamón
  • Bocaditos de uva con queso y sésamo
  • Macedonia de frutas (libertad, pica fruta y mezcla sin miedo)

Recetas más elaboradas, para los valientes:

La pera tiene premio:

  • No una, sino doce recetas con pera me he encontrado aquí, y como no me decidía, os las dejo todas.

Y esto es todo por hoy, que no es poco. Espero que os guste y que incluso os arrastre a la cocina a darle forma a alguna de estas recetas. Podéis contarme cuál es vuestra favorita o sugerir otras preparaciones, que yo voy tomando nota. Disfrutad del primer fin de semana del verano (¡viva!) y nos leemos el lunes.

PD. No me voy sin recordar que el sorteo sigue en marcha hasta el lunes, así que si por alguna casualidad aún no has participado, haz clic aquí y tira los dados, que es bien fácil.

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Lunes con sabor a limón

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#PlayItLoud!

Hoy vuelvo a rendirme a mi «yo cocinillas», ese que aflora de vez en cuando y tiene predilección por hacerlo los lunes. Y es que, qué mejor día de la semana para cambiar ese regustillo amargo que a veces deja la vuelta a la rutina (sobre todo las primeras horas de la mañana). Por eso vengo repostera, con la intención de aportar un toque dulce (pero sin pasarnos) y fresco, como un perfecto día de verano (ya sé que aún no ha llegado, pero es que yo el verano lo mido en grados y por tanto, puedo afirmar que ya está aquí).

¿Y qué vamos a cocinar? Pues algo tan fácil que da risa y tan rico que hace sonreír: tartitas de queso y limón que no requieren horno, ni gelatina, ni ingredientes disparatados. La receta original la he descubierto en este post de Tengo un horno y sé como usarlo, que desde ya forma parte de mi barra de favoritos culinarios, porque sus platos son una delicia y dado que empezó su blog en 2010, imaginad si hay material para experimentar.

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Los ingredientes son ideales para dos tartas pequeñitas. Yo, en lugar de usar mini moldes, me decidí por presentarlas en dos tarritos de cristal que tenía muertos de risa en casa. Como son tamaño mini, pueden comerse de una sentada y me pareció una forma original de prepararlo.

1) Para la base (yo aquí fui un poco a ojímetro, pero os dejo las medidas de la receta para que os sirvan de guía):

  • Galletas tipo digestive o María (como prefiráis). Entre unas 5 y 8, dependiendo de cómo de grande queráis que sea la base
  • Unos 50-60 gramos de mantequilla derretida (unos segunditos al micro, pero sin pasarse)

2) Para la crema:

  • 250 gramos de queso mascarpone
  • Zumo de limón natural (medio limón estará bien, aunque podéis modificar las cantidades según os guste más o menos fuerte)
  • 50 gramos de azúcar

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¡Toca preparar!

  1. Desmigamos las galletas hasta que queden reducidas a polvo y la mezclamos bien con la mantequilla derretida. Ponemos la mezcla en el fondo del molde que hayamos elegido, apretando bien para que coja consistencia y no se desmorone al desmoldar.
  2. Para hacer la crema sólo tenemos que mezclar el mascarpone con el azúcar y el limón durante un rato, hasta que el azúcar no se perciba y nos quede una mezcla fina y suave al gusto.
  3. Verter la mezcla sobre el molde y meter en el frigorífico, donde deberá estar al menos 3 horas antes de sevirlo.

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Y ya sólo queda disfrutar de un rico postre, desayuno o merienda perfecto para esos días en que el calor aprieta. Podemos acompañarla de cualquier mermelada de frutas, aunque mis favoritas son las de fresas o arándanos y si, además, le ponemos un poco de cariño a la presentación, podemos convertirlo en la merienda ideal para una tarde de piscina o de playa, por ejemplo.

cheesecake limón y mascarpone

Espero que os guste y si os animáis a hacerla, contadme qué os parece. También podéis confesarme cuáles son vuestras recetas favoritas para estos días de calor, así aprendemos juntos.

¡Ah! No te olvides de participar en el sorteo por los 100 posts si aún no lo has hecho (pincha aquí y entérate de todo).

¡Que paséis un día estupendo!

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Helado casero de yogur, chocolate y cookies

Helado casero 1er:p#PlayItLoud!

Definitivamente, los lunes no son tan malos cuando te propones nuevos retos, sobre todo si éstos son fáciles y, además, están de rechupete. Si hace algunas semanas os hablaba de mi primera vez con el pan casero, hoy, aprovechando este calorcito que ya pica (pese al súper chaparrón que nos cayó ayer), me atrevo con el helado hecho en casa. Y no contenta con eso, os traigo otros dos mini-tutoriales, por lo que hoy tenemos un 3 en 1. Abróchense los cinturones, que empezamos.

Helado casero ingredientes

La receta que he elegido es muy fácil y se hace en un plis-plas (5 minutos y al congelador). La original podéis encontrarla en este post de PequeRecetas, sólo que yo he cambiado el brownie por las cookies y, además, he añadido chips de chocolate negro (¿parece que miento si os digo que no soy nada chocolatera?). Yo no tengo heladera en casa, así que os dejo los pasos para la elaboración tradicional:

A partir de los ingredientes de la foto de arriba, mezclamos en un bol los yogures con el azúcar y el cacao y batimos hasta que la mezcla sea homogénea (reservamos las cookies y los chips de chocolate). Vertemos en un recipiente adecuado y lo metemos en el congelador. Con el fin de evitar que el helado se cristalice, después de una hora lo sacamos y volvemos a batir, así hasta tres veces. En la última, añadimos las galletas y el chocolate y repartimos bien (de esta forma, al estar más espeso, conseguimos que los trozos no caigan al fondo, como ocurriría si los mezcláramos al principio). Llevamos de nuevo al congelador durante varias horas antes de consumirlo (recomendable sacarlo unos 15 minutos antes). ¡Así de fácil!

Helado casero resultado

Como sugerencia de presentación, yo opté por crear una cesta con un plato de papel y un poco de washitape, más fácil imposible, y bien resultona para cualquier cosa que queramos meter dentro, fruta, gominolas o cucuruchos de helado. Os dejo aquí las fotos del proceso, pero podéis ver el tutorial en el precioso blog de Sarah Hearts (que me ha robado el corazón este fin de semana).

cesta plato de papel paso a paso

Y para los conos, cucuruchos hechos con papel bien bonito (estos son de Tiger, si es que lo que no encuentres allí…). Para ello no hay más que dibujar un círculo, dividirlo en tres partes iguales y trazar otro círculo pequeñito en el centro, recortar y envolver el cono, fijando el papel con cinta adhesiva de doble cara.

helado casero papel cucurucho

Y tras todo esto, no queda más que disfrutar de un cremoso y refrescante helado casero, con la satisfacción que produce saborear cualquier receta hecha por una misma. Como bien diría Hannibal del Equipo A: me encanta que los planes salgan bien.

Helado casero cucurucho

Helado casero resultado 2

¿Qué me decís? ¿Nos comemos el lunes con un poco de chocolate?

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El reto del lunes: pan casero

Pan casero#PlayItLoud

Yo vengo de una familia de tradición panadera. En el pueblo de mis padres, mi abuelo siempre fue conocido como Salvador el Molinero, por el molino de harina que tenían y a partir del cual se inició la trayectoria de los Sepúlveda en el mundo del pan. Como en todo negocio familiar, tanto mi padre como cada uno de sus hermanos aprendieron el oficio, pero fue uno de mis tíos el que se hizo cargo de la panadería que aún hoy abastece de pan y dulces a la gente del pueblo (con su horno de leña, del que salen las roscas más ricas que jamás se hayan podido probar). Por extensión, y siguiendo esa regla no escrita pero sagrada en todo pueblito bueno y chiquitito que se precie, yo también debía tener un mote, así que para los mayores soy la nieta de Salvador el Molinero y para la gente de mi edad la prima de Antonio el del pan (hubo quien intentó rebautizarme como la panaera, ojo, pero por suerte aquello nunca cuajó, gracias…).

pan casero ingredientes

La cosa es que quitando algún tonteo infantil con un par de bollos de pan que mis tíos me dejaron meter en el horno, por eso de poder decir yo he hecho pan, y las peleas de masa que disputaba con mis hermanos y mis primos cuando nos quedábamos solos en la panadería, nunca me había interesado demasiado por este mundo. Pero lo que tiene la creatividad es que cuando despierta a lo grande no se conforma con un sólo registro, necesita investigar, probar, alcanzar nuevos éxitos (y fracasos) y seguir practicando.

pan casero 2

Hace unos días echaban en la tele un reportaje sobre el mundo de la cocina y uno de los temas que tocaron fue el del pan casero. Y fue entonces cuando me picó la curiosidad, tanto, tanto que decidí que sería una de las cosas que tenía que intentar casi de forma inminente. Así que aquí me tenéis hoy con mi primer bollo de pan casero y una receta tan facilita que os parecerá hasta mentira, pero doy fe de que funciona y os garantizo que es tremendamente satisfactorio comerte una rebanada de un pan que has hecho tú con tus manos y en tu horno, sin aditivos ningunos. Es magia.

pan casero receta

Para no complicarme demasiado la vida con mi primera vez, he buscado recetas con un nivel de dificultad apto para principiantes y, de todas las que he visto, me quedo con ésta de La Cocina de la Abuela, que ha sido la que yo he adaptado para darle vida a mi primer bollo de pan casero. He de decir que nunca pensé que fuera tan fácil poder hacer algo así (os aseguro que después de haber cocinado cupcakes en más de una ocasión, esto es pan comido, nunca mejor dicho).

pan casero horno

Lo más importante, si os animais a seguir la receta, es respetar los tiempos de espera que se marcan, ya que son necesarios para el correcto proceso de fermentación. Así que lo mejor es que os reservéis una mañanita en la que podáis combinar el horno y la lectura, por ejemplo, para que no os dé la prisa por quererlo ver terminado y que toda la operación se os vaya al garete (para impacientes crónicos, también es muy recomendable ésta receta de Isasaweis, que no requiere fermentación).

pan casero 3

En cuanto a la forma, podéis darle la que queráis: rosca, bollo, barrabaguette, o incluso ir más allá y hacerlo aún más creativo con siluetas que resulten atractivas para los niños grandes y pequeños. Eso también forma parte de la diversión.

pan casero miga

A mí, después de este primer intento con resultados satisfactorios, me quedan muchísimas ganas de repetir y seguir experimentando. Para la próxima quizás me atreva a mezclar distintos tipos de harinas y también añadiré algunas semillas y frutos secos, así me marco un pan multicereales, que son los que más me gustan.

pan casero receta fragmento

¿Qué os parece? ¿Habíais probado alguna vez a preparar pan casero? En ese caso, os animo a contarme cuál vuestra receta favorita e infalible y así nos echamos una mano y seguimos aprendiendo.

Los lunes con pan son menos lunes, así que hoy toca comérselo.

PD. Esta tarde me asomaré de nuevo por aquí con los resultados del Sorteo VIP con Superpoderes, así que estad bien atentos, que igual toca ;)

fin post-

¡Escapémonos! Asturias y Cantabria (1ª Parte)

#PlayItLoud!

¿Qué os parece si le vamos dando carpetazo a lunes? Sí, a estas buenas y tempranas horas, ¿por qué no? Si los comienzos de semana os traen abajo, qué mejor que escaparnos lejos, a lugares fantásticos donde nuestras preocupaciones y agobios se multipliquen por cero. Así nos sentimos mi Señor Wayne y yo en nuestras últimas vacaciones, ocho días en los que nos recorrimos Asturias y Cantabria de punta a punta (y aún  nos quedó tanto por ver). Os invito a que os unáis a la aventura y compartáis con nosotros algunos de los momentos que atesoramos en imágenes y en recuerdos imborrables. ¡Subid, que aún queda hueco para alguno más! :)

Dividiremos el viaje en dos entregas. Quería intentar resumirlo todo en un post, pero he fracasado por completo en esa tarea de la concisión que tan mal se me ha dado siempre. Pero creedme, aquí más es más, por eso, cuantas más fotos veáis, más ganas tendréis de conocer la zona, si aún no lo habéis hecho. Y quienes ya habéis estado por allí, no me digáis que no os dan ganas de repetir.

Vamos con la primera parte. Si estáis listos, empezamos…

Piestureo

¡Pies para qué os quiero! Porque ellos marcan el camino y nos llevan a lugares desconocidos y únicos, se merecen una y mil fotos. ¡Arriba el piestureo! Reivindiquemos su derecho a ser el objetivo de la instantánea. Aquí hundimos los pies en las playas de Prellezo y Suances y sigo las conchas que marcan el Camino de Santiago (ésta, en Gijón).

Estatuas

Me encantan las estatuas, pero no las de museos y palacios, sino las callejeras. Esas a las que a veces tienes que acercarte bien para saber si de verdad lo son (no, ninguno de esos niños es de carne y hueso) y a las que puedes capturar en mil y una perspectivas, sabiendo usar cualquier elemento que las rodean (calles, edificios, personas) para que den lo mejor de sí y casi lleguen a hablar, por muy congeladas que estén sus poses. Imágenes captadas en Santander, Covadonga, Oviedo y Suances.

delicioso

Y si el camino da hambre. Nos paramos a comer, no se hable más. La gastronomía del Norte tiene mucho de lo que presumir, desde sus famosas fabes, hasta sus arroces marineros a pie de playa. Todo bien regado por una sidrina rica y fresquita o un par de cañas (que se disfrutan igual en el Norte, en el Sur y en la Luna). Además, os regalo algunas recomendaciones. Si pasáis por Oviedo, parad en Ca’Suso, donde cualquier plato de su menú os dejará con ganas de más. Disfrutad de un buen arroz en el restaurante La Playa, en Tazones. Y si andáis por Santander un día de sol, pedid una buena ración de pinchos en la terraza de Casa Lita.

Vaques

Y terminamos con los Lagos de Covadonga, situados en los Picos de Europa. Para llegar hay que subir, y subir, y subir con el coche (con cuidado de no coger las curvas muy ligeros, si no queremos despeñarnos, ni de atropellar a ninguna de sus preciosas vaques, ya que ellas se saben dueñas y señoras del lugar, y el camino también es suyo), pero llegar a lo más alto bien merece la pena, y es que puedes encontrarte con que el cielo se refleja en el suelo y el verde que te rodea se extiende hasta el infinito. Creedme, es brutal (y a parte eso, te sientes un poco como si estuvieses a punto de protagonizar un anuncio de Central Lechera Asturiana, y hasta eso mola).

En la segunda entrega, podréis acompañarnos a visitar algunos pueblecitos preciosos y lugares bien emblemáticos. Pero eso lo dejamos para la semana que viene. ¿Qué os parece si repetimos el próximo lunes y así nos volvemos a escapar?

Os espero como siempre el miércoles, que tengo preparado algo especial. Y ya que pasáis por aquí, ¡comentad! Es gratis y a mí me ayuda a crecer y a mejorar.

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