Calendario ilustrado Junio 2015

Calendario junio 2015 craft&music#PlayItLoud!

Buenos días, es lunes por la mañana, pero hoy me siento más fresca que una rosa. Bueno, más bien más fresca que cualquiera de las frutas del calendario, que así va más con el tema. Es lo que tiene dejar que tu mamá te mime toooodo un fin de semana en el pueblito bueno, después de una semana un tanto pachucha. Así que hoy os saludo con una sonrisa y sin un sólo café en el cuerpo, para que veáis que no es imposible.

Y así, con este buen ánimo, me voy preparando ya para recibir a junio y al verano (aunque éste último se nos haya colado antes de lo previsto, pese a los chaparrones de este fin de semana), y por eso os traigo el calendario ilustrado para el próximo mes, cargadito de frutas de temporada (podéis ver el post original aquí, donde además hice lista de unas cuantas recetas bien ricas para disfrutar de estos manjares tan saludables y cargados de vitaminas).

Podéis descargarlo y usarlo en formato digital o imprimirlo y colgarlo en el tablón, en la pared o en la nevera. Para ello no tenéis más que hacer clic en la imagen para acceder a su tamaño completo y guardarla en vuestro ordenador. La frase de este mes es breve, pero cargada de mucho significado. «El que no inventa, no vive», myfriend. La dijo la gran Ana María Matute, que de inventar sabía un rato. Y no, no hace falta descubrir la electricidad, la penicilina o la vacuna contra todas las enfermedades (ojalá pronto) para ser un inventor. Todos lo somos a pequeña o gran escala y sólo hace falta darle al coco y dejar que la creatividad fluya.

Poco más por hoy, que paséis un gran lunes y acompañéis los resultados electorales con unas buenas dosis de café y un ritmo relajado de trabajo. Lo de siempre, si os gusta el calendario o queréis comentar cualquier cosa, aquí la sección de comentarios es toda vuestra.

¡A por la semana!

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Planes pequeñitos

pensamientos lunes#PlayItLoud!

 ¡Buenos días! Comenzamos semana y en lugar de ahogar las penas del lunes en café, mejor mojarlas en plan galleta, bizcocho o magdalena mientras recordamos las cosas buenas de las que hemos vivido este fin de semana, que seguro que hay alguna. O, a unas malas, mientras pensamos en ese buen puñado de cosas pequeñitas de las que ya podemos ir disfrutando, aunque esta entrada te pille en la oficina.

Yo he tenido un fin de semana estupendo y casi, casi he cumplido todos los planes de los que os hablaba el viernes pasado. ¿El secreto? No proponerme grandes cosas, ser feliz con los pequeños placeres y disfrutar del presente sin agobiarme por tareas pendientes o misiones que nunca podré cumplir.

Un sábado con amigas, disfrutando del solecito, cañas y buena comida, pasear por el centro de Málaga, que cada vez está más bonita, preparar una cena rica, dormir hasta que el cuerpo te diga basta, no hacerle demasiado caso al móvil (cuesta, pero es posible), pintarme las uñas de los pies y pasar un buen rato jugando con mis acuarelas (sin grandes resultados, pero disfrutando, que de eso se trata), salir a caminar un rato cuando el sol del domingo está a punto de marcharse.

Nada del otro mundo, pero todo un mundo si sabes disfrutar de ello. ¿Por qué proponernos retos tan grandes que no consiguen más que ahogarnos y hacernos sentir que fracasamos continuamente? No se crean que me lo tengo aprendido, aún me queda un buen trecho para hacerme con la dinámica de vivir el hoy, que mañana ya será otro día y de momento no conviene obsesionarse con él.

Me despido antes de ponerme demasiado profunda este lunes por la mañana, pero antes brindo con un café y os regalo unos cuantos pensamientos felices, que podéis hacer vuestros si son capaces de arrancarle una sonrisilla a esos labios que el primer día de la semana tienden a curvarse poco hacia arriba. Es lunes, ¿y qué? Haz planes pequeñitos y vive el presente.

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Supersticiones y días trece

supersticiones

#PlayItLoud!

¡Por fin es viernes! Viernes 13. Y pese a que por estos lares el día de la mala suerte comparte ese mismo número, pero cae en martes, con esto del gusto por todo lo que viene del otro lado del charco ya se viene percibiendo a gente que recela de días como hoy. Así que aprovechando la fecha, vamos a hablar de supersticiones.

Yo no soy demasiado supersticiosa, pero reconozco que evito muchas de las cosas que se consideran como tal y que, a parte de las ya establecidas, tengo muchas manías tontas a las que atribuyo cierto carácter de suerte. Por ejemplo, nunca me despido diciendo adiós, cuando me lavo los dientes siempre acabo bebiendo tres buchitos de agua directamente del grifo y ésta, de la que tanto me reí al descubrir que también le pasa a la gran Volatil, Agustina Guerrero, el papel higiénico una vez colocado en el baño, debe caer siempre por delante (podéis ver su viñeta aquí).

Pero ahora pasemos a esas tan popularmente conocidas y grabadas a fuego desde que apenas levantamos un palmo del suelo.

gato negro - supersticionesDe las más conocidas popularmente tenemos al pobre gatito negro, con el que pocos quieren cruzarse. Cuentan que se le consideraba la reencarnación del diablo, de ahí el miedo. Yo no es que le tenga mucha manía a ésta, pero reconozco que cada vez que veo uno por la calle no puedo evitar pensar en la superstición. Pero en realidad son tan bonitos… Ahora, tengo una amiga que tiene un gato negro en casa y a mí me da pavor, pero es que es gigante y los gatos y yo nunca hemos sido muy buenos amigos, aunque reconozco que esto va cambiando poco a poco…

escalera - supersticiones

Pasar por debajo de una escalera. Ésta me recuerda más a cuando era pequeña porque estaban siempre los niños que desafiaban a la supuesta mala suerte que provoca el gesto. La cosa viene del triángulo que ésta forma al estar abierta, ya que dicha figura geométrica siempre se ha considerado un símbolo sagrado, por lo que atravesarla era visto como un sacrilegio. Yo no paso por debajo de escaleras abiertas, pero no es por miedo o superstición, es porque sinceramente, no le veo la necesidad.

espejo roto-supersticiones

Los espejos rotos. Ésta me gusta poco, lo confieso. Por suerte (ahí me delató la superstición) nunca se me ha roto ninguno y suele darme cosa hasta que se me caiga al suelo la cajita del maquillaje o el colorete, por miedo a abrirla y que se haya roto. De hecho nunca sé que hacer con las que se me acaban porque me da no-se-qué tirarlos y acabo acumulando cajas vacías de maquillaje con espejitos a los que no planeo darle ningún uso. Yo creo que lo que más aterra es lo de que te digan que son siete años de mala suerte, démosle cancha a la sugestión, señores… ¿El origen? El espejo siempre fue un elemento de adivinación y decían que si se rompía era para no mostrar un suceso malo.

derramar sal - supersticiones

Derramar la sal. Tampoco me hace a mí mucha gracia que se derrame la sal y cuando me pasa hago aquello de tirarla hacia atrás sobre mi hombro izquierdo. Con ésta hay varias creencias, aunque a mí me gusta la de que la sal era tan valiosa que se usaba como moneda de pago (y que de ahí viene la palabra salario), por lo que derramarla es señal de mala suerte.

derramar el vino - supersticiones

Derramar el vino. Para mí el miedo de ésta es que caiga en la ropa, que cualquiera acaba con una mancha de vino (sobre todo si aún no posees el ‘gen-madre’). Pero en este caso la superstición tiene fácil arreglo, basta con mojar el dedillo en ese que has derramado y aplicártelo sobre la frente, que dicen que eso da salud. ¡Ah! Y pedir que aún quede vino en la botella para llenarte la copa, sobre todo si es del bueno.

La lista es infinita, y también hay supersticiones de la buena suerte, como la herradura, la pata de conejo (a mí esa siempre me da dado cierta cosita) o el trébol de cuatro hojas. Pero ya sabéis, el remedio infalible contra todas ellas y como ya nos lo cantara Manolo Tena en los noventa: «si no es por superstición, puede ser por precaución, pero de todas maneras…. ¡Tocar madera!«.

Y vosotros, ¿me contáis vuestras supersticiones?

Que paséis un fin de semana genial.

P.D. – Os recuerdo que estoy de sorteo express en Facebook y tenéis hasta el domingo por la noche para participar y haceros con la taza de la mujer trabajadora (esa que todas somos, no lo olvidéis).

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