Desconexión 2.0

No hay Internet#PlayItLoud!

Hoy me asomo por aquí algo tarde, lo sé. Y es que el fin de semana pasado, el señor Wayne y yo decidimos escaparnos un par de días a la sierra Granadina para reunirnos con algunos familiares y desconectar un poco de la rutina. Allá que me fui yo bien preparada, con mi ordenador y mis cacharritos varios para no fallar en la tarea de preparar y programar el post con el que acudir puntual a mi cita de los lunes.

Me olvidaba de un par de detalles. El primero es que por más que nos cueste creerlo, aún hay zonas a las que Internet no consigue llegar, así que después de varios intentos y un par de sofocos por la pérdida de red, al más puro estilo Enjuto Mojamuto, respiré hondo y decidí que la desconexión iba a extenderse también a mi vida 2.0. El segundo detalle era que dicha desconexión virtual se acabaría dando igualmente de manera espontánea, por el paisaje, la compañía y los ratos de reunión alrededor de una mesa, aislados de ese frío polar que hace a tantísimos metros por encima del nivel del mar, sin parar de hablar, reír, comer y beber, sin prestar atención al paso del tiempo, sin saber si eran las siete o las doce de la noche (aún así, reconozco haber salido a desafiar a los muchos grados de menos en un par de ocasiones, para ver si tenía algún email, whatsApp o notificación importante, agitando el móvil en dirección al cielo, que así se cree una que la red llega mejor).

El domingo a medio día, aprovechando que hacía sol y aún podía soportarse el frío, salimos a dar un buen paseo por la zona y quería compartir con vosotros algunas de las fotos que hice durante la ruta. Son un buen puñado, así que os invito a poneros cómodos y a disfrutar de un buen café/té mientras os perdéis conmigo por estos preciosos parajes.

Sierra Granada 1

Sierra Granada 2Nubes y claros. Me vuelven loca los cielos con nubarrones esponjosos de esos que van del blanco más blanco al «gris chaparrón».

Sierra Granada 12

Sierra Granada 3Caminos infinitos donde tan sólo el sonido del viento, agitando las ramas de los árboles, y los pájaros rompen el silencio. Aire puro para los pulmones, que bastante sufren a diario.

Sierra Granada 4Uno de los puntos de la ruta era visitar estas casas-cuevas abandonadas. No sé si a alguno de vosotros os pasará, pero a mí me fascinan las casas en ruinas, mi cabeza se monta mil películas acerca de quiénes vivirían allí, como sería la vida entonces, que sentirían al recorrer cada una de las estancias del edificio.

Sierra Granada 11

Sierra Granada 5Suelos hidráulicos bonitos que para mi casa los quisiera.

Sierra Granada 6Techo de una de las habitaciones y detalle del mismo en la siguiente foto.

Sierra Granada 7

Sierra Granada 8

Sierra Granada 9

Sierra Granada 10

Espero que hayáis disfrutado del paseo y las vistas hayan compensado las horas de retraso al aparecer por aquí. A veces hay que dejarse ir y tomarse las cosas con calma, que con las prisas se nos escapan muchos detalles.

No me voy sin daros las gracias por la gran participación que está teniendo el sorteo del paraguas y sobre todo por los comentarios tan bonitos que me estáis dejando en los formularios. Gracias de corazón, porque vuestras palabras me dan un buen chute de ánimos para seguir pasando por aquí cada semana. Prometo seguir trabajando mucho para que nunca se os pasen las ganas de pasar de visita. Ya sabéis que las puertas están siempre abiertas.

¡Feliz lunes!

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De la A a la Z: F de Flores

F de Flores#PlayItLoud!

Hoy toca entrada fotográfica. Ésta es la quinta vez que participo en De la A a la Z, de Miss Lavanda, un proyecto en el que todos los participantes ayudamos a Laura a crear un abecedario de imágenes para todos los gustos.

Creo que tengo una fijación preocupante con las imágenes que elijo para esta iniciativa fotográfica, y es que con eso de que una va por la vida como las locas, cual pollo sin cabeza, cuando se acerca la fecha siempre hecho un vistazo a las fotos que ya tengo, para ver si hay alguna que encaje con la letra que toca, y siempre la encuentro, sí, en el archivo de fotos de Londres… Así que allá vamos. Con la F de Flores.

Londres tiene un millón de cosas mágicas, nunca me cansaré de repetirlo, y entre ellas están los «Flower Corners», tenderetes que te encuentras salpicados por las esquinas, en plena calle, donde venden flores frescas, combinadas en ramos tan preciosos que es imposible no querer llevarse uno a casa.

En mi primer año en Londres (y de aquello hace ya diez…), trabajé en una cafetería en el barrio de Hampstead (preciosa zona si vais de visita, tiene una de las creperías más famosas de la ciudad y un parque inmenso con unas vistas alucinantes) y justo en la puerta del local se colocaba todos los días un Flowerman que era cliente habitual nuestro, de esos cuyo café sabías preparar sin necesidad de que lo pidiera. Muchas tardes, cuando estaba a punto de cerrar el «chiringuito», entraba en el bar con los ramos que le habían sobrado y nos los regalaba. Y así me montaba yo en el bus de vuelta a casa, permitiendo al resto de los pasajeros imaginar lo afortunada en el amor que era aquella chica. Recuerdo una noche en la que  mis compañeras y yo nos fuimos de copas al salir de la cafetería, y cargar con el ramo no era precisamente cómodo, así que se lo dejamos al conductor del autobús para que éste se lo regalara a su mujer. Siempre me pregunté si aquel señor habría llegado a casa, ramo en mano, sorprendiendo a su pareja con flores…

Esta foto, en concreto, es del pasado mes de abril, me gustó el juego de capturar el clásico buzón de correo rojo con el puesto de flores en un segundo plano y el suelo mojado por la lluvia en uno de esos típicos días londinenses. Espero que os guste y os invito a pasar por el blog de Laura y visitar las aportaciones del resto de los participantes, seguro que hay más de una que os conquista.

Yo os espero aquí el viernes con más ilustraciones e historias. Hasta entonces, podéis comentar y compartir tanto como queráis, a mí me haréis bien feliz.

Que paséis un día genial.

fin post-

Dejarse llevar

azulejos#PlayItLoud!

No sé si os pasa, pero a mí, a veces, me cuesta mucho decidir qué os quiero enseñar, de qué voy a hablar o qué quiero dibujar. Mi cabeza puede tantear alrededor de las mil ideas por día, porque no para, pero muchas son fugaces cual estrellas, otras rozan el límite de lo absurdo y las hay también bastante flojas. Cuando aparece una que me gusta mucho, suelo abrir la aplicación de notas en mi móvil y la apunto. A veces consulto la lista y según el grado de inspiración voy dándoles vida. Hay días que salen muy bien y otros en que algunas se convierten en ideas descartadas.

Pero también me pasa que hay momentos en los que no quiero pensar, en los que no me apetece darle demasiadas vueltas a ninguna posible idea brillante. Entonces suelo sentarme delante de la libreta o la tableta y tonteo. Dibujo cosas que borro al momento, otras que medio termino, pero descarto, y a veces surgen algunas que me sorprenden gratamente y me hacen darme cuenta de lo bien que me ha venido ese ratito de dejarme llevar.

La de hoy es una de esas minicreaciones que surgen en esos momentos de standby mental. Viene motivada por mi pasión por los azulejos y baldosas hidráulicas. Me topé con muchos en mi viaje a Estambul y hace un par de semanas hubiese pagado por llevarme un panel de muestras que tenían expuesto en el Leroy Merlín (os lo enseñaba aquí) de tan bonito que era. Sueño con ganar un Euromillón y comprarme una casa cuyos suelos poder llenar de baldosas de este estilo, como los del Vacaciones Cocktail Bar de Madrid, que las chicas de Bonitismos nos enseñaban en este post (por cierto, para mi próxima visita a Madrid, me lo apunto). Y ya por fantasear, qué genial sería poder crear yo misma los diseños de cada baldosa, o los de los azulejos del baño. Iba a tener la casa más preciosa del mundo mundial.

Ya veis, a veces sólo tienes que dejarte llevar, sin pensar demasiado, para soñar un poquitín a lo grande y acabar dando con una idea bonita, de esas que encajan bien en el post de los viernes.

Y a vosotros, ¿con qué os gusta tropezaros cuando os dejáis llevar?

¡Feliz viernes!

P.D. Canciones bonitas para el fin de semana, hoy os dejo con Jont. Dadle al play y subid el volumen.

fin post-

De la A a la Z: E de Espectacular

Espectacular (Londres)#PlayItLoud!

Hoy, para empezar bien el lunes, os invito a asomaros conmigo a una ventana con vistas de las que quitan el hipo. Lo que vemos a través de ella empieza con la E. E de Espectacular, que no de espectáculo, y es que este último no siempre se merece ese calificativo, aunque derive de su propia familia.

Existen mil rincones que pueden ser descritos como espectaculares, Para mí el de la foto es uno de ellos. Si aún no lo habéis reconocido, es parte del paisaje londinense del que puedes disfrutar si paseas por el Riverside, a orillas del Támesis. Y qué mejor estampa que la que le otorga un cielo nublado (más inglés, imposible).

El Puente del Milenio, todo acero, tan futurista, en contraste con los edificios que se extienden en cada una de las dos orillas que esta construcción une desde el año 2000, tan clásicos y fieles a sus fachadas originales. Destaca la Catedral de St Paul, uno de los edificios más fotografiables de la ciudad, que ya para mí era mágico, antes de pisar suelo inglés, gracias a Mary Poppins y su anciana de las palomas (los clásicos de Disney, una de mis grandes debilidades).

Éste es uno de los paseos que más me gusta de Londres y un imprescindible cada vez que visito la ciudad desde que me marché de allí. Recorrerlo a pie, desde el Tower Bridge a la Catedral de Westminster, despacio, sin ninguna prisa y en buena compañía, hacer parada el la Tate Gallery (obligatorio subir a su cafetería, desde donde podréis visualizar la estampa completa desde las alturas) o sentarse en uno de los bares a la orilla del río y disfrutar de una buena pinta (hay uno en el que, si hace frío, te dan mantas). De todo esto ya os hablé yo en su momento en esta entrada (es lo que pasa por hablar tanto, que al final una se repite…).

Con este post participo, una vez más, en la iniciativa fotográfica De la A a la Z, de Miss Lavanda. Vuelvo a tirar de archivo, pero con eso de que nunca escribí el post de mi última visita a Londres, tengo un montón de fotos preciosas que enseñar (algún día me mandaréis a la porra por dar tanto la lata con esta ciudad…). Podéis ver las fotos de los demás participantes aquí.

Puertas de colores (Londres)«Bonus track»: puertas bonitas de una misma calle en el barrio de Angel

Que paséis un gran lunes con vistas espectaculares.

¡Hasta el miércoles!

Proyecto de la A a la Z: D de Diversión

D de Diversión

#PlayItLoud!

Hoy vuelvo a participar, por tercer mes consecutivo, en la iniciativa fotográfica De la A a la Z de Laura, aka Miss Lavanda. Esta vez, además, he conseguido no dejarlo para el último día como venía haciendo. La letra para septiembre es la D, y llevaba ya un tiempo dándole vueltas a qué podría ser fotografiable con la letra D: dedos, dudas, dormir, despertar, delicias… Se me venía mucho y, a la vez, muy poco a la cabeza. Enfocaba y disparaba, pero la cámara no me regalaba ninguna imagen que consiguiera enamorarme.

Hasta que el otro día, mientras buscaba unas fotos en el ordenador, me tropecé con ésta y lo tuve claro: D de Diversión. Me había propuesto no tirar de archivo, pero la sonrisa que me arranca esta imagen, cada vez que me cruzo con ella, fue más fuerte, y decidí que tenía que compartirla. Me encanta esta foto porque en ella capturé un momento de felicidad, de esos de los que no eres enteramente consciente mientras lo vives, pero que te dejan con esa paz y esa tranquilidad que te hace darte cuenta de que ya lo has añadido a la mochila de los recuerdos bonitos.

Fue en mi último viaje a Londres, allá por abril, y llevábamos muchísima prisa, porque estábamos a punto de perder el tren que nos llevaba a la otra punta de la ciudad, donde celebrábamos la fiesta de cumpleaños sorpresa de esa chica que salta en la foto, que oponía resistencia y se negaba a obedecer órdenes la muy cabezota (serlo tanto y a tu manera es otra de las cosas que te hace única, amiga mía). Pero cuando me topé con este viejo y precioso pub abandonado, convertido en una obra de arte urbano, una explosión de colores en medio de un día tan gris, paré un momento para hacerle una foto y de pronto todos nos olvidamos de las prisas, yo enfocaba y disparaba y ellos saltaban de un lado para otro, como niños que se divierten, dándole aún más color a la estampa.

Después de aquel momento, que no llegó a durar un minuto, todos volvimos a la carrera, para llegar a la estación antes de que saliera aquel tren, que, muy por los pelos, conseguimos coger.

Y es por eso que esta imagen simboliza para mí la diversión, la espontaneidad, el impulso y ese instante que hace que cuatro personas sintonicen la misma frecuencia en un mismo momento para olvidarse del mundo y sonreír (aunque yo no pudiera saltar haciendo la foto).

Espero que os guste y haya sido capaz de transmitir un poquitín la sensación de felicidad que me regala este momento, hecho eterno gracias a la fotografía, que al fin y al cabo es la magia que Laura pretende que capturemos con este abecedario fotográfico. Así que os invito a pasar por su blog y descubrir al resto de los participantes.

Nos leemos el viernes, hasta entonces, ¡divertíos!

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Proyecto de la A a la Z: B de Ben’s Cookies

B de Ben's Cookies

#PlayItLoud!

La fotografía es una de mis asignaturas pendientes, lo reconozco. Allá por 2008, me compré una Canon preciosa que a día de hoy aún me mira muerta de risa desde el rincón del armario donde la guardo. Vivía en Londres y en una de mis crisis de esas de no saber qué quería ser de mayor, se me ocurrió que quizás podría complementar mi estudios de periodismo con la fotografía. Hice un curso que me sirvió de poco y salí a dar cuatro paseos con la cámara, pero aquello no cuajó.

Aún así adoro hacer fotos, y mi móvil (por mucho espacio que tenga) anda siempre fatal de memoria por culpa de las más de dos mil imágenes que puedo llegar a acumular en su carrete (aquí no exagero). Doy gracias a los avances tecnológicos que me permiten capturar momentos bastante decentes con la cámara de mi smartphone, juro amor eterno al formato Instagram y mantengo altas las esperanzas de coger un día mi réflex por los cuernos y aprender a hacer cosas bonitas con ella.

Este mes me he propuesto participar en el Proyecto de la A a la Z, una iniciativa fotográfica preciosa que Laura, de Miss Lavanda, inició el mes pasado (con la letra A, a la que llegué tarde, así que comienzo por la B, a la que llego por los pelos, porque acaba hoy…). Y para estrenarme (por ser mi primer mes, he tirado de hemeroteca, pero prometo cambiar eso a partir de la C), he elegido precisamente una foto de mi última escapada a la cápital inglesa (aún os debo un post por aquello). Ese momento casi mágico que uno vive al zamparse una de las deliciosas galletas de Ben’s Cookies. Si habéis pasado por allí, quizás las conozcáis, si no, apuntadlo y aseguraos de que hacéis parada en una de sus tiendas cuando tengáis la ocasión.

Son unas galletas enormes (como podéis ver en la foto), de forma y tamaño irregular (no hay dos iguales), que se venden al peso y aún conservan el calor de haberse cocinado en el horno. Aquel día, después de llevar toda la mañana recorriendo mi Londres favorito, saturando mi teléfono con un millón de fotos (ya os lo he dicho) y aliviando la nostalgia que me produce estar lejos de esa ciudad demasiado tiempo, me regalé una con chunks de chocolate negro (ummmmm…) a mi paso por Covent Garden (que es ese lugar que puede apreciarse detrás de la súper-galleta). Deliciosa. Y os lo dice alguien que no se pirra por lo dulce, pero hay cosas a las que una no puede resistirse…

Espero que hayáis disfrutado de este instante, breve pero bien dulce. No me voy si antes invitaros a pasar por el blog de Laura (aquí) y así conocer al resto de los participantes de este pequeño gran proyecto que de aquí a la Z será multitudinario, ya veréis.

Que paseis un gran día :)

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Los lugares mágicos de mi niñez

Ronda, ciudad soñada“He buscado por todas partes la ciudad soñada, y al fin  la he encontrado en Ronda»  – Rainer María Rilke

#PlayItLoud!

Hoy, como ya hiciera cuando os enseñe el caos que gobierna en mi escritorio, vuelvo a sumarme a otra iniciativa de BabyCatFace, esta vez totalmente distinta a la anterior. Aparcamos el mundo de la ilustración y lo hecho a mano y nos vamos de paseo por lugares mágicos. Yo, en realidad, he alterado un poquitín la temática, ya que Coral nos proponía mostrar algún lugar en concreto que tuviese cierto halo de magia para nosotros, pero como no he sido capaz de quedarme con uno, os traigo un buen puñado de fotos del lugar donde crecí: Ronda, una ciudad preciosa de la provincia de Málaga.

Lo cierto es que Ronda tiene bastantes lugares medio ruinosos fotografiables, que me habrían venido de perlas para esta entrada. Pero descarté algunos de ellos por cagueta y otros porque son algo difíciles de fotografiar y yo no llevaba más que la cámara del móvil. Por eso al final me decidí a pasear por la Ronda de mi niñez, que sin duda está compuesta por un montón de rincones mágicos que me transportan a la infancia sin tener que cerrar los ojos y hacen bailar mariposas en mi estómago, como cuando te enamoras. Porque al final es imposible no estar enamorado de esos lugares en los que has sido tan feliz, de esas calles y plazas por las que tanto has correteado. Y eso me pasa a mí con la Ronda de casas blancas y suelos empedrados.

Ronda Alameda

Empezamos el recorrido en la Alameda (arriba), un parque bien grande situado en la cornisa del Tajo (os aseguro que asomar la cabeza por entre los barrotes de esos balcones que se ven al fondo impresiona bastante). La Alameda es ese lugar donde tus padres te sacan a pasear en el carrito cuando eres un bebé, donde te llevan de niño para que corretees detrás de las palomas y le des de comer a lo patos, donde quedas con tus amigos del colegio los fines de semana (para comprar chuches en el carrillo de Mari, que allí está ella desde que tengo uso de razón, y no le pasan los años por encima), donde das tus paseos tímidos con esos primeros amores de la adolescencia. Ese sitio que pisé casi a diario desde mis tres años, cuando empecé a vivir allí, hasta los dieciocho que me marché. Se dice pronto.

Ronda colegio

Bajamos hasta la zona de los Ocho Caños por cualquiera de las tres cuestas que te conducen a ella. Allí está mi colegio, La Inmaculada y San José de la Montaña (colegio de monjas, sí…). Esa puerta que veis ahí, la del número 49, era la entrada de los mayores (y qué mayores que nos creíamos cuando por fin nos dejaban cruzarla), por la que accedías ya en los últimos cursos de la EGB. Allí pasé diez años y, por más que quisiera, me sería imposible resumir en un sólo párrafo todas las aventuras que viví con mis primeros amigos en sus patios, aulas y pasillos entre clase y clase, a la hora del recreo o en los ratos de comedor.

Ronda plaza oscuridad

No lejos del colegio, nos encontramos con la luminosa Plaza de la Oscuridad y las calles empinadas y escalonadas por las que accedes a ella. A salvo del tráfico y el bullicio que puedes encontrar en el centro de la ciudad. Es uno de esos lugares perfectos para escaparse un rato y cobijarse bajo una sombra, escuchando únicamente el ruido de los pájaros y el agua de la fuente.

Ronda Arco Felipe V

Otra de las zonas más mágicas es la del Puente Viejo y el Arco de Felipe V, que es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y pese a ser objetivo de los numerosos turistas que visitan Ronda cada día, sigue siendo un lugar precioso para pasear (sobre todo si vas entre semana). También es un magnifico punto en el recorrido de las famosas «rutas del colesterol» (que así, de paso, acabé haciendo ese día), y es que subir y bajar cuestas de suelos empedrados es uno de los ejercicios más efectivos que existen. Y además es gratis.

Ronda ayto

Y para acabar el paseo, una de ventanas, macetas y flores de las que te sorprenden en cualquier esquina, convirtiendo las fachadas en pedacitos de arte. Beber agua dulce y fresca de una fuente y sentarte en la plaza del Ayuntamiento, a tomar un café a la sombra fresquita, con la música de una guitarra llena de magia de fondo y el corazón contento por haber revivido tantos recuerdos felices.

Gracias especiales a mi mamá guapísima por compartir este paseo conmigo, ataviadas con modelitos dignos de esas grandes «señoras que salen a andar». Vamos a tener que convertirlo en rutina cada vez que me escape de visita.

Espero que hayáis disfrutado del paseo, que no acaba aquí, porque aún os quedarán algunos lugares mágicos por descubrir en el blog de BabyCatFace y de los participantes que se hayan animado a formar parte de esta preciosa iniciativa.

¡Que paséis un gran día!

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Estambul en formato Instagram

#PlayItLoud!

Esta semana, mi lunes se pasa al martes, y es que ayer, bien tempranito, regresábamos de Estambul, donde hemos pasado unos días con la familia para asistir a una boda. Con eso de ahorrar en equipaje, dejamos nuestra cámara en casa y decidimos tirar de móviles. Yo, para rizar un poco más el rizo, decidí captar una perspectiva distinta de la ciudad, evitando las fotos paisajísticas de monumentos y mezquitas (que a mí no se me dan nada bien y además pueden encontrarse en Google a golpe de clic) y centrándome en inmortalizar instantes mágicos y rincones bonitos. Todo ello en formato Instagram.

Si te apetece, ¡quédate, que arrancamos!

Estambul azulejos

Una de las cosas que más me enamoró de la ciudad fueron algunos de sus suelos y azulejos. Los de las salas del  Palacio de Topkapi eran para llevárselos a casa (suerte que me dio lugar a disparar unas cuantas fotos antes de que el guardia me recordara que allí no se podía).

Estambul comida

Me llamaron mucho la atención los puestos de castañas, siempre presentes en tramos peatonales, y todos iguales, con sus ruedas y su toldo de rayas rojas. Altamente recomendable, disfrutar de un brunch el domingo con un desayuno turco tan apetitoso como el que podéis ver aquí arriba. Delicioso. Por si queréis apuntar, nosotros fuimos a una zona llamada Rumeli Hisari, en el Bósforo.

Estambul Beyoglu

Caminar por el paseo del Bósforo si el día está soleado es casi una obligación, como también lo es perderse por las callejuelas del centro de Estambul, en el barrio de Beyoglú, que esconde cuestas, escaleras y calles empedradas, mucho verde y un sinfín de terrazas en las que disfrutar de un humeante y rico té turco. Escapar de lo meramente turístico te permite conocer otra cara de la ciudad, más tranquila y mucho más auténtica.

Estambul Civan

Y por último os dejo unas fotos de Civan, una tienda tan preciosa que merecía ser empaquetada con todo lo que hubiera dentro. Ya veis lo fotogénica que es y, además, todo es hecho a mano por ellos.

Espero que hayáis disfrutado del paseo y de esta perspectiva algo más personal de una ciudad tan turística.

¡Nos leemos mañana!

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London Calling!

Soldaditos UK

#PlayItLoud!

Mañana me voy a Londres y estoy que no quepo en mí de alegría. Ya os conté que viví allí algunos años, pero desde que regresé a España, hace ya tres y medio, sólo había vuelto una vez, y fue en 2011, así que el mono es ya tan grande que ver cualquier imagen de la capital inglesa en internet, en revistas o en la televisión me provoca una ansiedad de campeonato (y ya no te cuento cuando alguien se va allí a pasar unos días, ¡o a vivir!, purita envidia siento, por muy poco bonito que esté eso). Pero es que Londres se quedó con un pedacito importante de , y creo que así pasen cincuenta años yo seguiré sintiendo este amor incondicional por esa ciudad a la que aún hoy sigo echando tanto de menos. Y eso que regresé por iniciativa propia y aquí estoy feliz de la vida, pero no puedo evitar tener el corazón dividido.

Llevo casi una semana apretando la agenda para hacerle hueco a todos los sitios a los que quiero ir y a todos los amigos que me dejé allí, y a los que sí o sí tengo que ver. Tengo muchos lugares que revisitar, unas cuantas pintas con las que emborracharme de charlas y risas y, por qué no, nuevos rincones por descubrir. Estoy elaborando una lista de sitios con etiqueta craft que formarán parte de mi itinerario (y que nunca visité mientras vivía allí, dado que las altas fiebres por las cosas bonitas me dieron algo más tarde). Así que preparaos, porque me temo que a mi regreso os voy a dar bien la lata con todo lo que este viaje dé de sí (vamos, que los post de Asturias y Cantabria, parte 1 y parte 2,  se van a quedar en paños menores).

Londres Big Ben London Eye

Quiero volver a toparme con ese skyline Londinense recortado por el Big Ben, que tanto me decepcionó cuando lo descubrí por primera vez (me lo esperaba yo más Big al tal Ben), pero que tan precioso me acabó pareciendo con el tiempo (de verdad que lo es), y por el London Eye, esa noria descomunal que da vueltas sin parar, despacio, para que quienes montan en ella puedan disfrutar con calma de una panorámica de la ciudad que no tiene precio (bueno, precio tiene el de la entrada, que a día de hoy puede conseguirse desde 17.95 libras si se compra online). Yo ya fui valiente en su momento y llegué a subir a ella en un par de ocasiones, por lo que ahora la aprecio desde el suelo y así mi súper-vertigo y yo nos llevamos bien.

Tower Bridge_

También encontraré un rato para pasear por el Riverside, empezando la ruta en Tower Bridge, desde donde, si sigues avanzando, podrás ver el Puente del Milenio, la Catedral de Sant Paul (esa donde se le podía dar de comer a las palomas por dos peniques, no más, según cantaba Mary Poppins), el Shakespeare’s Globe Theatre o la Tate Gallery, aquí es de obligado cumplimiento subir a la cafetería (última planta) y dejarse grabadas en la retina (y en unas cuantas fotos si place) las maravillosas vistas que desde allí se disfrutan (la entrada es gratuita, como en casi todos los museos de Londres).

Flower Market

Las mañanas del fin de semana se las regalaré a mis mercados favoritos. Empezaré el viernes, dando un paseo por Borough Market, donde la comida se vuelve espectáculo y querrás que te presten un camión del Mercadona para llenarlo con ‘uno de cada’ y mandarlo de vuelta a casa. El sábado a Notting Hill, para perder la noción del tiempo en Portobello Road, que es puro color y bullicio, entre sus mil puestos de antigüedades, ropa, accesorios y objetos con los que querrías decorar tres casas. El domingo tengo tres. El atracón que empieza en Columbia Road y su precioso Mercado de las Flores, para seguir con Spitafields Market, donde hay mucho de todo, y también mucho handmade (suspiro), y acabar con Bricklane, el más autentico sin duda. Un mercadillo callejero donde puedes encontrar mil objetos de segunda mano, ropa vintage, bicicletas, puestos de bebidas, dulces. Prácticamente cualquier cosa que se te pase por la cabeza.

Fish & Chips

Y ya, para terminar, ¡oh, la comida! Quien diga que en Londres se come mal, miente como un bellaco o no ha ampliado sus horizontes más allá del KFC y el Subway (huye). En Londres puedes encontrar restaurantes de todos los rincones del mundo, regentados por personas de esos rincones del mundo. Indios, japoneses, chinos (pero chinos de verdad, no de los de arroz tres delicias con tortilla), libaneses, tailandeses, mejicanos, italianos. Cualquiera que se te ocurra, tú dilo, que hay uno seguro. Y con respecto a la comida británica, voy a romper una lanza a su favor y diré que hay muchas cosas que bien hechas, están de muerte, como el traditional Fish & Chips. Busca un restaurante especializado en este plato y prepárate para disfrutar (recomiendo muy mucho Poppies, en Bricklane, porque además de la calidad de lo que te sirven, el sitio es una pasada, sólo tenéis que echar un vistazo rápido a su web).

No más por hoy (la agenda es mucho más larga, pero estas cosas, mejor en pequeñas dosis). Prometo subir algunas fotos a Instagram, Twitter y Facebook (cuando el free wifi me lo permita), así que estad atentos. ¡Ah! Y yo me voy de vacaciones, pero el blog no descansa, así que os sigo esperando aquí el viernes y el lunes, no os despistéis.

¡Que paseis un gran día!

PD. Si conocéis Londres y tenéis alguna sugerencia craftiana (toma ahí), hacédmelo saber, ¡que la añado a la lista! Mil gracias :)

Última parada: Asturias y Cantabria (2ª Parte y fin)

#PlayItLoud!

Esto se me ha ido de las manos. Pero imaginad lo que supone para una indecisa crónica como yo elaborar un post de viajes, con más de mil doscientas fotos entre las que elegir. A veces echo de menos los tiempos analógicos, en los que solíamos comprar como mucho un par de cámaras desechables de esas de treinta y seis fotos. Ahora viajamos con una réflex y dos smartphones de los que invitan a fotografiar a cada paso que das. Y claro, es muy fácil perderse.

Tal y como prometí la semana pasada, hoy lunes vuelvo con la segunda parte de nuestro tour por Asturias y Cantabria para invitaros a pasear por algunos de sus pueblos y ciudades, que son para perderse y no querer volver. Tendemos a pensar que para ver sitios preciosos hay que cruzar fronteras y saltar charcos, pero os prometo que éstos son algunos de los lugares más preciosos que he visto en mi vida. Así que si os apetece viajar un rato con la mente, poneos cómodos, que arrancamos (y hay fotos para aburrir disfrutar).

Cudillero

Cudillero y el síndrome de Sthendal que aún sufro cuando lo recuerdo.

Gijón

Gijón es alegría, bullicio y color.

Espinaredo

Espinaredo, ese lugar donde escaparía del mundo al menos un mes al año (¿dónde hay que firmar?).

Oviedo

Oviedo es amplia, señorial y elegante.

Lastres

Lastres y todas sus calles con vistas al mar.

Covadonga

El Santuario de Covadonga y la magia excavada en la roca.

Santander

Santander es mar, luz y paseos sin fin.

San Vincente de la Barquera

San Vicente de la Barquera (tenía razones Bustamante para promocionarlo a bombo y platillo).

Santillana del Mar

Santillana del Mar, que no es santa, ni llana, ni tiene mar, pero es de cuento. Uno de esos rincones mágicos donde quisieras quedarte a vivir.

Suances

Y sus playas infinitas,

Prellezo

vírgenes,

Suances - Playa de los Locos

salvajes

Poco más puedo añadir. Espero haber conseguido espantar un poquito esa sensación de lunes que con frecuencia nos invade y, por qué no, hasta animaros a planear una posible escapada a estas tierras tan maravillosas.

¿Qué os parece? ¿Preparamos la hucha?

¡A por el lunes!

fin post-