Dejarse llevar

azulejos#PlayItLoud!

No sé si os pasa, pero a mí, a veces, me cuesta mucho decidir qué os quiero enseñar, de qué voy a hablar o qué quiero dibujar. Mi cabeza puede tantear alrededor de las mil ideas por día, porque no para, pero muchas son fugaces cual estrellas, otras rozan el límite de lo absurdo y las hay también bastante flojas. Cuando aparece una que me gusta mucho, suelo abrir la aplicación de notas en mi móvil y la apunto. A veces consulto la lista y según el grado de inspiración voy dándoles vida. Hay días que salen muy bien y otros en que algunas se convierten en ideas descartadas.

Pero también me pasa que hay momentos en los que no quiero pensar, en los que no me apetece darle demasiadas vueltas a ninguna posible idea brillante. Entonces suelo sentarme delante de la libreta o la tableta y tonteo. Dibujo cosas que borro al momento, otras que medio termino, pero descarto, y a veces surgen algunas que me sorprenden gratamente y me hacen darme cuenta de lo bien que me ha venido ese ratito de dejarme llevar.

La de hoy es una de esas minicreaciones que surgen en esos momentos de standby mental. Viene motivada por mi pasión por los azulejos y baldosas hidráulicas. Me topé con muchos en mi viaje a Estambul y hace un par de semanas hubiese pagado por llevarme un panel de muestras que tenían expuesto en el Leroy Merlín (os lo enseñaba aquí) de tan bonito que era. Sueño con ganar un Euromillón y comprarme una casa cuyos suelos poder llenar de baldosas de este estilo, como los del Vacaciones Cocktail Bar de Madrid, que las chicas de Bonitismos nos enseñaban en este post (por cierto, para mi próxima visita a Madrid, me lo apunto). Y ya por fantasear, qué genial sería poder crear yo misma los diseños de cada baldosa, o los de los azulejos del baño. Iba a tener la casa más preciosa del mundo mundial.

Ya veis, a veces sólo tienes que dejarte llevar, sin pensar demasiado, para soñar un poquitín a lo grande y acabar dando con una idea bonita, de esas que encajan bien en el post de los viernes.

Y a vosotros, ¿con qué os gusta tropezaros cuando os dejáis llevar?

¡Feliz viernes!

P.D. Canciones bonitas para el fin de semana, hoy os dejo con Jont. Dadle al play y subid el volumen.

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Estambul en formato Instagram

#PlayItLoud!

Esta semana, mi lunes se pasa al martes, y es que ayer, bien tempranito, regresábamos de Estambul, donde hemos pasado unos días con la familia para asistir a una boda. Con eso de ahorrar en equipaje, dejamos nuestra cámara en casa y decidimos tirar de móviles. Yo, para rizar un poco más el rizo, decidí captar una perspectiva distinta de la ciudad, evitando las fotos paisajísticas de monumentos y mezquitas (que a mí no se me dan nada bien y además pueden encontrarse en Google a golpe de clic) y centrándome en inmortalizar instantes mágicos y rincones bonitos. Todo ello en formato Instagram.

Si te apetece, ¡quédate, que arrancamos!

Estambul azulejos

Una de las cosas que más me enamoró de la ciudad fueron algunos de sus suelos y azulejos. Los de las salas del  Palacio de Topkapi eran para llevárselos a casa (suerte que me dio lugar a disparar unas cuantas fotos antes de que el guardia me recordara que allí no se podía).

Estambul comida

Me llamaron mucho la atención los puestos de castañas, siempre presentes en tramos peatonales, y todos iguales, con sus ruedas y su toldo de rayas rojas. Altamente recomendable, disfrutar de un brunch el domingo con un desayuno turco tan apetitoso como el que podéis ver aquí arriba. Delicioso. Por si queréis apuntar, nosotros fuimos a una zona llamada Rumeli Hisari, en el Bósforo.

Estambul Beyoglu

Caminar por el paseo del Bósforo si el día está soleado es casi una obligación, como también lo es perderse por las callejuelas del centro de Estambul, en el barrio de Beyoglú, que esconde cuestas, escaleras y calles empedradas, mucho verde y un sinfín de terrazas en las que disfrutar de un humeante y rico té turco. Escapar de lo meramente turístico te permite conocer otra cara de la ciudad, más tranquila y mucho más auténtica.

Estambul Civan

Y por último os dejo unas fotos de Civan, una tienda tan preciosa que merecía ser empaquetada con todo lo que hubiera dentro. Ya veis lo fotogénica que es y, además, todo es hecho a mano por ellos.

Espero que hayáis disfrutado del paseo y de esta perspectiva algo más personal de una ciudad tan turística.

¡Nos leemos mañana!

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