¡Tela marinera! Decora tus propias zapatillas

#PlayItLoud!

Llevaba ya un montón de tiempo con el gusanillo de tunearme alguna prenda. Unos vaqueros, una camiseta, una tote bag o unos zapatos, por qué no. La semana pasada, en una de mis visitas esporádicas, pero fructuosas al Lidl, me topé con unas zapatillas blancas la mar de baratitas (creo recordar que alrededor de los seis o siete euros) y los ojos me hicieron chiribitas. Objetivo a la vista. Saliese bien o mal, mi intrusión en el mundo textil estaba a punto de comenzar.

Zapatillas print anclas DIY

Para esta primera vez, he utilizado una tinta azul permanente para múltiples superficies de The Yellow Owl Workshop que tenía en casa, y he tirado de maña y pulso para fabricar mi propia sellito. Últimamente tengo un poco de fijación mental con las anclas, así que este fue el motivo que elegí para mi gran aventura. Como quería que fuese pequeñito, me costó lo suyo dar con el definitivo (la vencida fue a la tercera), pero al final lo conseguí. El dibujo se veía nítido y sin bocados en las líneas, como me ocurrió con los primeros.

Zapatillas print anclas proceso

Y una vez preparados todos los materiales, a estampar. Empecé con mucho miedo, mojando el sello cinco veces antes de cada aplicación y esperando varios segundos antes de levantarlo del zapato, pero una vez te pones, acabas estampando cual notario, poseída y, en mi caso, con una cierta enajenación asimétrica transitoria. Pero mira, al menos conseguí no emborronarlos y si no te fijas demasiado, eres incapaz de percibir que, en cada zapatilla, el número de anclas por fila y su orientación van por libre.

Zapatillas print anclas DIY 2

 

Zapatillas print anclas DIY resultado 2

Zapatillas print anclas DIY final

Misión cumplida. Soy consciente de que puede que el señor Amancio no me llame de urgencia para pedirme que trabaje en su departamento de diseño, pero a mi fondo de armario zapatil le va a venir de perlas contar con este par de marineras para el periodo de entretiempo. Yo me lo he pasado bien y hasta me gusta el resultado. Primera, que no última. Habrá que seguir probando.

¡Feliz lunes!

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¡Estampados!

*Play it Loud!

Esta semana me han bailado un poco los días. Ayer falté a la cita de los miércoles, pero es que lo necesitaba para mí. No obstante, como yo no soy de las que faltan sin más, la semana seguirá contando en su archivo con tres posts. Así que aquí me tenéis hoy jueves, dispuesta a compensaros con una entrada bien bonita y un par de ideas sencillas para diseñar unas láminas molonas, que decoren algún rinconcito «desangelado» de la casa o para regalar y quedar como grandes artistas.

La técnica que he usado es el carvado de sellos. No tengo demasiada práctica en esto de crear dibujos con las gubias, pero me parece apasionante y muy divertido  (si queréis ver a una maestra en el arte de los sellos, no dejéis de visitar/seguir a La Fábrica de Secretos  – además tiene tienda online con diseños geniales para todas las ocasiones). Es importante que el pulso no nos baile demasiado, porque si éste nos falla nos podemos cargar el dibujo y habrá que volver a empezar.

Para esta ocasión he escogido dos de mis grandes pasiones: Londres, con su soldadito inglés (si aún no sabéis qué me une a esta ciudad, os lo cuento aquí) y Walter White aka Heisenberg (Breaking Bad me ha marcado, lo sé, no puedo dejar de inventar cosas con sus personajes. ¿Será grave?).

sellos.001

Una vez listos los sellos, no hay más que escoger un par de colores de tinta y estampar como si no hubiese mañana. Repetir la secuencia una y otra vez por todo el papel y jugar a darle algún efecto con los colores.

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Para el soldadito intenté plasmar la bandera del Reino Unido con el rojo, el azul y el blanco de los espacios. Éste se hizo algo más complicado por tener que trazar el dibujo y  que algunas de las figuras tuviesen que incluir ambos colores.

sellos 2.001

Esta segunda opción, sin embargo, es facilísima y no lleva más de cinco o diez minutos. No hay más que crear un mosaico de sellos y darle un toque de color que además juegue con su significado. Nuestro protagonista, Walter White, cocinaba un producto azul que se hizo tremendamente popular en todo Nuevo Mexico.

Un par de sellos, tinta, folios y unos marcos sencillos y económicos bastan para darle forma a un regalo original y exclusivo. ¿Nos ponemos a estampar?

¡Hasta mañana!

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