Creo que son muchos los hogares que tienen como tradición desempolvar los tesoros navideños cuando llega el puente de la Constitución. Yo recuerdo con especial ilusión cuando era pequeña y en estas fechas mi madre sacaba del altillo todas las cajas y bolsas dónde escondíamos el árbol, las bolas y las campanillas que colgábamos de cada una de sus ramas. Por no hablar del año en que se autorizaba la renovación de los adornos y podíamos elegir color y temática. Aquello era una auténtica fiesta y la Navidad se te subía a la cabeza como una sobredosis de azúcar.
A mí me sigue gustando mucho la Navidad, pero reconozco que no es lo mismo que cuando eres un niño, o cuando tienes pequeñines a tu alrededor. Puede que sea esa la razón de que el árbol navideño de rigor me de un poco de pereza. Hace un par de años decidí variar la temática y monté uno con libros, no tengo fotos de aquello, pero fue algo parecido al que podéis ver aquí (después de semejante despliegue literario, doné todos los libros que pude, así que no me quedan suficientes como para repetir), y el año pasado lo dejé tan para última hora que al final ni pusimos.
Tenía claro que no quería que me pasara de nuevo, por eso este año en lugar de quedarme sentada esperando a las musas, he salido en busca de inspiración y, de todas las propuestas con las que me he encontrado por el camino, fue la de la pizarra la que finalmente me conquistó. Lo ideal es tener una pared pintada enterita con chalk-paint negra, claro, pero una que vive de alquiler y en una casa plagada de gotelé, se ha tenido que conformar con una pizarra de los chinos del barrio. Así que tiza en mano e inspirándome en esta preciosa imagen, aquí arriba tenéis mi particular árbol de Navidad 2014.
Como no quería plantar la pizarra sola y desangelada encima de la estantería, he decidido añadirle un par de complementos más, como esta friki-bola de nieve improvisada, con Batman perruno y Robin gatuno como protagonistas (que son en realidad un juego de salero y pimentero que unos muy buenos amigos me regalaron hace ya unos cuantos años). Esta idea me vino a la mente después de leer el precioso post de Sandra, de Mayninetes Crafty Life, que podéis ver aquí.
También decidí desempolvar el portal de Belén DIY que hice el año pasado y cuyo paso a paso tenéis disponible aquí.
Y para rematar la faena, fabriqué esta guirnalda de estrellas con un poco de cuerda y cartulina amarilla, unidas entre sí con la pistola de pegamento, para no hacer agujeros y que el resultado quedase más limpio. Para darle relieve a las estrellas seguí este tutorial de Made with lof, en el que además puedes descargarte la plantilla con tres tamaños de estrella distintos, ¡son facilísimas!
Et voilà! Así quedó nuestro rinconcito navideño una vez lo pusimos todo junto. Yo estoy muy contenta con el resultado y creo que me ha quedado bastante original y personal al mismo tiempo. Y totalmente handmade, por supuesto.
Espero que os guste y, si tenéis un minuto, será un placer leer vuestros comentarios y que me contéis cómo os gusta decorar vuestros hogares por estas fechas, ¿sois de árbol tradicional y luces o de darle unas cuantas vueltas y tirar por lo hecho a mano? ¿Habéis aprovechado el puente para sacar los adornos navideños?
¡Que paséis un gran día y nos leemos el miércoles!