Tenía pensado un post distinto para hoy. Con eso de que una anda planificando la Navidad y todas las cosas que ésta trae consigo: calendarios de adviento, portales de Belén, amigos invisibles y árbolitos alternativos (para éste último se me echó el tiempo encima el año pasado y nos quedamos sin uno, intentaremos que no vuelva a pasar…), había planeado crear un post cargado de inspiración. Pero después de acudir a Pinterest e introducir Adviento y Navidad en la barra de búsqueda, me di cuenta de que no sabía ni por donde empezar y que con tanta imagen bonita, el post podría convertirse en algo kilométrico.
Como siempre me ocurre cuando me da el agobio o el bloqueo creativo, trato de desconectar. Huir de la red para que ésta no pueda recordarme lo cerca que está la Navidad y la de cosas que me quedan aún por hacer antes de que llegue. De qué sirve martirizarse si las ideas en un momento concreto no quieren salir. Ya lo harán poco a poco y a su debido tiempo y entonces tendré tiempo de dedicarles algún post y daros un poco la lata con ellas.
Aún así, mis ánimos me pedían crear, pero sin presión ni imposiciones de agenda, por lo que mientras en la tele daban una peli de esas de ver un domingo bien tapadita con la manta, yo aproveché para darle al lápiz y dejar que las musas se colasen sin pasar lista. Y así nació mi Audrey Hepburn particular, para aumentar mi colección de láminas de personajes célebres, ataviada con su pamela y su elegancia natural e impecable frente al famoso skyline newyorkino, recién rescatada de uno de sus desayunos con diamantes. Ella sí que es una musa.
Y con ella os vengo hoy a desear buenos días y un feliz lunes. Si eres de los que tienden a maldecir al primer día de la semana, acéptame un consejo y cámbiale el humor, ya verás que no es tan difícil.
¡Os espero el miércoles!
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