La vuelta al cole

vuelta al cole

#PlayItLoud!

La ilustración que os enseño hoy forma parte de un trabajo muy especial que hice para Julia, una futura maestra maravillosa, que quiso contar conmigo para un muy importante proyecto profesional. Tenía muchas ganas de enseñarla, pero debimos esperar una serie de plazos en su momento y, por mi parte, encontrar la ocasión oportuna para hacerlo.

No, aunque suene misterioso, no escondo ningún secreto detrás de mi última frase. Pero ya sabéis que a mí me gusta aderezar mis creaciones con algunas pinceladas de mis historias, recuerdos y movidas mentales varias (algunos, a estas alturas, ya os habréis acostumbrado). Así que, ¿qué mejor momento que septiembre y la vuelta al cole para compartir este dibujo con vosotros?

Y es que la vuelta al cole es probablemente una de las cosas que más echo de menos de mis años «pre-adultos». Ese momento en que las eternas (que nunca volverán a serlo tanto) vacaciones de verano terminaban y volvías a encontrarte con todos tus amigos, sobre todo con los que no habías podido ver desde el final del curso anterior. Aquellas escapadas a la librería-papelería del barrio, cuando todos los libros y libretas olían a nuevo y le pedías a tu madre que por favor te comprara bolis de todos los colores y aquel estuche tan bonito donde poder guardarlos. Elegir una mochila nueva, forrar los libros, escribir los nombres de las asignaturas en los cuadernos, copiar el horario, pasar a limpio los apuntes (de esto último me cansaba yo pronto). Hasta madrugar tenía su punto de emoción aquellos primeros días del curso. Hasta que te mandaran deberes te arrancaba una sonrisa…

Creo que da igual cuantos años pasen, siempre me asaltará ese pellizquito de nostalgia cuando se hable de la vuelta al cole, siempre recordaré un buen puñado de historias infantiles, de travesuras y juegos en el recreo (y en las aulas). Los motes de los profesores, los deberes copiados en los cambios de clase, el miedo por salir a la pizarra, las excursiones y las fiestas de fin de curso, entre otras muchas cosas.

Como recordar historias de colegio podría no tener fin, paro aquí. No sin antes invitaros a compartir conmigo algunos de esos recuerdos de cuando éramos «chicos» (me encantará leerlos) y no sin antes, por supuesto, darle las gracias a Julia por su confianza y por dejarme compartir su dibujo. Toda la suerte del mundo con todo, te la mereces.

Que paséis un fin de semana genial. Os leo el lunes :)

fin post-

Anuncio publicitario

Quien tiene dos hermanos, tiene dos tesoros

Hermanos#PlayItLoud!

Ya os conté, en el post de 50 cosas sobre mí, que tengo dos hermanos. Yo soy la mediana y la única chica (la niña de la casa). Mi hermano mayor me saca un par de años (si buceáis entre los posts del precioso blog fotográfico de mi cuñada Bea, Buscando la luz, podréis hasta ponerle cara) y yo le saco al pequeño algo más de cuatro años y medio, por lo que para mí siempre será mi hermano chico, aunque el enano me saque dos cabezas. Y es que tiene guasa la cosa, mientras yo ando ahí arañando el metro sesenta, que no llego a alcanzar, los dos señores llegan bien holgados al metro ochenta…

Lo cierto es que mis hermanos han sido bastante responsables de que mi infancia haya sido muy feliz. Como casi todos los hermanos nos hemos peleado mucho, cosas de niños, pero sobre todo hemos jugado un montón y, aunque ellos no se han animado nunca a participar en mis culebrones con las Barbies, yo nunca puse demasiadas pegas a lo de jugar a los ‘Click‘ de Playmobil (vale que eran unisex…) y hasta a los G.I. Joe (los yiyou de toda la vida), eso sí, a éstos últimos recuerdo yo que jugaba con una muñequita de cartón bien guapa y hacía que me disfrazaba del Comandante Cobra cuando tenía que luchar (mi hermano pequeño sólo tenía personajes masculinos, así que ese era el único muñeco que me permitía seguir haciendo el papel de chica).

Hemos pasado también rachas tontas, como ese tiempo en que mi hermano mayor y yo, que nos creíamos ya demasiado adultos, nos peleábamos porque ninguno de los dos quería llevarse al peque a la calle cuando mi madre nos lo pedía (pobre mío). O ya en la adolescencia, cuando llegaba a tener broncas de campeonato con el grande por cualquier tontería y hasta nos perseguíamos por la casa (a pesar de ello fuimos siempre de la misma pandilla mientras vivimos en la misma ciudad).

Cosas curiosas, pese a ser yo la única chica, he sido siempre la más protectora de los tres. Mis hermanos no me han dado nunca la lata con eso de los ligues ni los novios, ni a dónde vas ni a qué horas llegas, y sin embargo, yo he sido (y creo que sigo siendo…) un tanto pesada en este aspecto. Pero es de buena fe, todo se debe a que soy una ‘preocupona’ enfermiza y en seguida me inquieto (a veces demasiado).

Y ya somos adultos, cada uno vive en un sitio distinto y tiene una vida propia, no nos vemos tan frecuentemente como quisiera, pero aún así, puedo decir que mis hermanos son mis amigos y que si cualquiera de los tres necesita algo, los otros dos no tardarán más de un segundo en alargar el brazo. Y aunque pasen veinte años más, seguiremos recurriendo a las bromas de hermanos que no se entienden fuera de ese contexto, a las mil anécdotas que nunca se habrán recordado los suficiente. Y todas las cosas que aún nos quedan por compartir. ¡Os quiero torpedos! (nota mental: escribirles un whatsapp para pedirles que pasen hoy por el blog).

Mi ilustración del viernes va por ellos y así me despido hasta el lunes.

Pasad un fin de semana genial.

PD. Hoy me permito un #PlayItLoud! un tanto friki, la ocasión lo merece :)

fin post-

Mi álter-egoblogger y el verano

Álter Egoblogger summer outfit

#PlayItLoud!

Hace ya algún tiempo os hable de mis ‘por qué sí’ y ‘por qué no’ en el universo Egoblogger y, a modo de terapia para suplir mi no rotundo a ponerme delante de una cámara y posar, así como natural, os presenté a mi Álter-Egoblogger. Pues bien, con la llegada del buen tiempo, a esta señorita se le han vuelto a despertar las ganas de salir a dar un paseo y me ha pedido que la ponga bien guapa y le dedique un post. Así que allá vamos.

Mi outfit ideal para un día de verano incluye un vestido fresquito sí o sí. No se me ocurre nada más fácil y cómodo para lidiar con esa franja de entre treinta y cuarenta grados que nos regala la estación estival por estos lares del sur. Si la prenda en cuestión es amplia y sueltecita, mejor que mejor, libertad de movimiento y de respiración, gracias.

Si tengo que elegir un estampado, sin duda me quedo con las rayas. Adoro la ropa a rayas y cada vez que voy de compras (cosa poco frecuente últimamente), vuelvo a casa con al menos una prenda de éstas. Si no fuera porque el sentido común me frena, mi armario estaría íntegramente compuesto por ropa a rayas, y no estoy exagerando (bueno, un poquitín sólo). Para el verano, aparcaríamos un poco las clásicas negras y azul marinas para lucir otras de colores más alegres.

En los pies, unas cuñas de esparto, la única forma no dolorosa de regalarme unos cuantos centímetros de estatura. ¿Por qué no podrán todos los tacones preciosos y maravillosos del mundo ser igual de cómodos que unas simples cuñas de esparto? Por regla general, mi yo verdadero se pasa el verano en sandalias planas (la comodidad es mi religión), pero las cuñas son una opción bien bonita y socorrida para esos días en los que una quiere arreglarse un pelín más. ¡Larga vida al esparto!

El bolso, que sea amplio y tenga asas bien largas, para que me quepan todos los básicos imprescindibles y poder llevarlo colgado del brazo. Mira que hay clutches que me enamoran, pero es que después de la primera media hora, yo ya no quiero llevarlo más en la mano, y aunque casi todos traen la opción de ponerle la cadenita, pues algunos como que pierden un poco.

Y por último, hablemos de maquillaje y peinado. Algo cómodo que no implique tener que utilizar la plancha con estos calores. Me chiflan las trenzas, sólo que tengo muy, pero que muy poco arte para hacérmelas, por lo que al final siempre acabo con un moño despeinado. Prometo practicar. Y para la cara, polvos ligeritos, colorete y labios rosas. Para el día a día no quiero nada más (yo soy muy de ir con efecto «cara lavá»).

Ahora os toca a vosotras (los chicos también pueden participar si quieren, ojo), ¿me contáis cuáles son vuestros básicos diarios y algún truquito de belleza?

¡Que paséis un buen fin de semana!

fin post-