La noche que me colé en los Oscar

Oscar-2015#PlayItLoud!

Si te sobreviene un ataque de insomnio después de haber cabeceado un rato en el sofá, siempre es mejor que te pase la noche de los Oscar que una de esas en las que lo único que dan en la tele es el programa de poker.

Así que en éstas me tienen, con los ojos como platos después de una alfombra roja que no me ha entusiasmado demasiado (mañana volveré a darle un par de repasos, pero de momento me quedo con Emma Stone, tengo yo debilidad por esta chica), mientras veo como se reparten las estatuillas doradas más famosas del séptimo arte.

Y ya que estamos de celebración, me he permitido el lujo de colarme en el famoso fotocall de las estrellas del cine, gracias a mi pequeña alter-egoblogger. Que ya me gustaría a mí poder hacerlo en carne y hueso, con uno de esos vestidos espectaculares y alguna nominación importante merecedora de un premio (aunque en esta gala me habría conformado con una de las fantásticas recreaciones en forma de Lego que han repartido).

Pero para bien o para mal, no me queda otra que conformarme con verlo desde el sofá de casa, con la ventaja de que poder apreciar los primeros planos de las cámaras y ver cómo cada año hay más actores y actrices que echan mano del bisturí con resultados bastantes regulares y preguntarme por qué no prefieren envejecer tan bien como Julie Andrews, que a sus 79 años no puede estar más estupenda, o por qué no tendrán la suerte de Jared Leto, que a sus 43 ni si quiera parece tener arrugas de expresión (ni Jordi Hurtado, señores).

Aún me queda un ratito de gala y creo que a este paso la aguantaré despierta. Como siempre los grandes premios los dejan para el final, así que aún desconozco quién se llevará las estatuillas con más renombre. Sólo espero que si Michael Keaton gana el Oscar, se deshaga del chicle antes de salir a dar el discurso.

Mañana (o más bien dentro de unas horas) habrá tiempo para comentar más. Yo os dejo, que voy a volver a acurrucarme debajo de la manta a ver si Morfeo se anima a aparecer. Mientras tanto, estaré encantada de que me contéis vuestras impresiones sobre la gala de los Oscar. ¿Quién ha sido vuestra favorita en la alfombra? ¿Habéis acertado con la quiniela de premios? ¿Algún momento estelar que destacar?

Os espero por aquí el miércoles.

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Mi álter-egoblogger: temporada otoño/invierno

Álter-Egoblogger otoño

#PlayItLoud!

Ya hacía tiempo que no sacaba a pasear por aquí a mi pequeña Álter-egoblogger, y con eso de que parece que el otoño por fin ha llegado para quedarse (¡aleluya!) y los armarios han dejado de ser un batiburrillo loco de vestidos veraniegos mezclados con rebequitas de entretiempo, me he dicho que qué mejor momento para colocarle unas cuantas prendas y llevármela a pasear.

Cuando vivía en Londres, en los periódicos gratuitos que repartían por la tarde al entrar al metro había una sección en la que sacaban fotos a chicas estilosas que paseaban por Oxford Street, a las que paraban para preguntarles de dónde eran cada prenda y accesorio que llevaban puesto y por cuánto les había salido el modelito entero. Yo nunca me sentí amenazada por ninguno de esos paparazzis cazadores de it-girls anónimas, pero también confieso que nunca me he arriesgado a llevar ropa que llamase demasiado la atención. Ya quisiera yo para mí el valor de Carrie Bradshaw, pero al final como más cómoda me siento es en este estilo que me define desde hace ya un buen puñado de años.

Pero ya que este es mi blog, he decidido vestir a mi álter-egoblogger con ropa que de verdad tengo en el armario y me he propuesto jugar a ser la fotógrafa que la pare y le pida que haga una lista de todo lo que lleva puesto y de cuánto dinero se ha gastado. Así que allá vamos:

  • Gorro, regalo tejido por las maravillosas manitas de mi amiga invencible 2013, Marisa, aka Kraftcroch (valor incalculable).
  • Pañuelo para el cuello (una de mis perdiciones), comprado en el mercadillo de mi pueblito bueno (2 por 5€, señores, así quién se resiste).
  • Trenca, de Topshop, temporada otoño/invierno 2011/2012. Reconozco que esto fue más un capricho que otra cosa, porque soy un poco la loca de los abrigos. Llevaba años queriendo comprarme una trenca y en una escapada a Londres la vi en una tienda y tuve que llevármela sí o sí. Creo recordar que me costó unos 85€ (que ya duelen, a mí al menos). Lo único malo es que es tan, tan, tan abrigada que en Málaga no puedo usarla, por lo que es mi chaquetón comodín para viajes a zonas de frío polar o para cuando subo a Ronda en invierno (allí me viene de perlas).
  • Jersey, de Springfield, de esta temporada (ya os lo enseñé en Instagram), 29,99€. Flechazo de amor total, de esos que sabes que nunca olvidarás y que siempre te arrepentirás si no lo compras.
  • Vaqueros, podrían ser cualquiera de los que tengo en el armario, pero os dejo la referencia a los últimos que me he comprado en Stradivarius, por 19,95€. Confieso que odio comprar vaqueros y que nunca me quedo contenta con los que me acabo llevando. Así que si alguien conoce una marca buena, bonita y, si no barata, al menos económica, que me lo cuente, que se lo agradeceré por siempre.
  • Botines de flecos, de Kling, desconozco a qué temporada pertenecen, porque me los compré en Privalia, si no recuerdo mal por unos 30€, pero me encantan. Eso sí, tienen algo de plataforma interior y no son demasiado cómodos para largas caminatas, pero para el día a día van geniales.
  • Paraguas transparente, de Esyumi, ilustrado por mí (vale hacerse publicidad, ¿verdad?), que tenéis a la venta en su web por 17,90€ y que aún podéis conseguir participando en mi sorteo cumple-blog (no perdáis la oportunidad).
  • Tote bag cosida por mi maravillosa madre y decorada con la técnica de transferencia a tela que os contaba en este post.

Y esto es todo, vestida de los pies a la cabeza en temporada otoño/invierno (que siempre requiere mas prendas), complementos varios incluidos, por 185,43€, tampoco está tan mal, ¿no os parece? Además, así se quita una el gusanillo ese de momento estrella, pero sin pasar vergüenza, que para eso tengo a mi egoblogger de filtro. Y vosotros, ¿cómo afrontáis el frío, qué marcas os gustan, fabricáis algunas de las cosas que lucís?

Que paséis un gran día y nos leemos el viernes ;)

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Mi álter-egoblogger y el verano

Álter Egoblogger summer outfit

#PlayItLoud!

Hace ya algún tiempo os hable de mis ‘por qué sí’ y ‘por qué no’ en el universo Egoblogger y, a modo de terapia para suplir mi no rotundo a ponerme delante de una cámara y posar, así como natural, os presenté a mi Álter-Egoblogger. Pues bien, con la llegada del buen tiempo, a esta señorita se le han vuelto a despertar las ganas de salir a dar un paseo y me ha pedido que la ponga bien guapa y le dedique un post. Así que allá vamos.

Mi outfit ideal para un día de verano incluye un vestido fresquito sí o sí. No se me ocurre nada más fácil y cómodo para lidiar con esa franja de entre treinta y cuarenta grados que nos regala la estación estival por estos lares del sur. Si la prenda en cuestión es amplia y sueltecita, mejor que mejor, libertad de movimiento y de respiración, gracias.

Si tengo que elegir un estampado, sin duda me quedo con las rayas. Adoro la ropa a rayas y cada vez que voy de compras (cosa poco frecuente últimamente), vuelvo a casa con al menos una prenda de éstas. Si no fuera porque el sentido común me frena, mi armario estaría íntegramente compuesto por ropa a rayas, y no estoy exagerando (bueno, un poquitín sólo). Para el verano, aparcaríamos un poco las clásicas negras y azul marinas para lucir otras de colores más alegres.

En los pies, unas cuñas de esparto, la única forma no dolorosa de regalarme unos cuantos centímetros de estatura. ¿Por qué no podrán todos los tacones preciosos y maravillosos del mundo ser igual de cómodos que unas simples cuñas de esparto? Por regla general, mi yo verdadero se pasa el verano en sandalias planas (la comodidad es mi religión), pero las cuñas son una opción bien bonita y socorrida para esos días en los que una quiere arreglarse un pelín más. ¡Larga vida al esparto!

El bolso, que sea amplio y tenga asas bien largas, para que me quepan todos los básicos imprescindibles y poder llevarlo colgado del brazo. Mira que hay clutches que me enamoran, pero es que después de la primera media hora, yo ya no quiero llevarlo más en la mano, y aunque casi todos traen la opción de ponerle la cadenita, pues algunos como que pierden un poco.

Y por último, hablemos de maquillaje y peinado. Algo cómodo que no implique tener que utilizar la plancha con estos calores. Me chiflan las trenzas, sólo que tengo muy, pero que muy poco arte para hacérmelas, por lo que al final siempre acabo con un moño despeinado. Prometo practicar. Y para la cara, polvos ligeritos, colorete y labios rosas. Para el día a día no quiero nada más (yo soy muy de ir con efecto «cara lavá»).

Ahora os toca a vosotras (los chicos también pueden participar si quieren, ojo), ¿me contáis cuáles son vuestros básicos diarios y algún truquito de belleza?

¡Que paséis un buen fin de semana!

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Mi Álter Egoblogger

Álter egoblogger

#PlayItLoud!

No os voy a mentir. De la misma forma que ver el previo de cualquier gala de cine o música me hace fantasear con desfilar por una alfombra roja, también es cierto que en más de una ocasión me he montado películas mentales acerca de cómo sería eso de ser una Egoblogger.

Vamos, ¿quién no se ha topado alguna vez con las fotos de una de ellas luciendo un look espectacular y se ha imaginado a sí misma, allí y ahora, siendo protagonista la escena? Tan bien peinada y maquillada, con los complementos perfectos a juego, sin que falte un detalle. Culpable. Yo lo he hecho.

Claro, que luego regreso a la realidad y me digo: y a dónde ibas a ir tú así vestida, a ver. Si yo soy tan pava para los cambios de estilo, que hasta la modificación más insignificante de mi aspecto me hace sentir como un bicho raro. Por ejemplo, yo nunca he usado gafas de sol. Pues cuando empecé a hacerlo me daba una vergüenza terrible e iba por la calle pensando, me van a mirar, se van a reír de  (por ir con gafas de sol, sí). Absurdo, ¿verdad? Pues así con muchas más cosas. Y mira que he vivido seis años en Londres y estoy curada de espanto, que allí cualquier calle es una pasarela que muestra en exclusiva las próximas tendencias.

Pero es que, por más que admire las combinaciones locas y originales en las demás, a mí calzarme unos taconazos con una falda de tul me haría sentir más como la loca del barrio que como Carrie Bradshaw. Y después está el tema de las fotos. Yo no sé poner cara de foto. Si alguien sostiene una cámara delante de mí por más de una centésima de segundo, mi sonrisa se convierte en una mueca falsa y nada fotogénica. Aunque en realidad, si lo piensas bien, debe ser un buen ejercicio de autoestima (y una buena forma de asegurarte de que tus retoños y los retoños de tus retoños tendrán la certeza de lo guapísima que has sido siempre, aunque ahora no nos de la gana de reconocerlo y siempre nos veamos fatal) . Quizás no estaría mal protagonizar un documental a lo Samanta Villar. 21 días como Egoblogger. Eso sí, con un armario nuevo, que ya te digo que tirando del mío, poco jugo sacaríamos.

Desvaríos e historias a parte, por éstas y otras cuantas cosas, yo no valdría para egoblogger. Eso sí, un ole por ellas, por levantar pasiones y alguna que otra ampolla. Y por quererse y sentirse guapas, que es lo que todas deberíamos estar haciendo. Egobloggers del mundo, tenéis todo mi respeto y admiración (y a veces un poquitín de mi envidia, para qué negarlo – lo identificada que se puede llegar a sentir una leyendo esta entrada de Moderna de Pueblo). Yo, mientras tanto y para quitarme la pelusa, le he pedido a mi Álter EgoBlogger que sea la imagen del post de hoy. Aún no he conseguido colarle el tul, pero, ¡mirad lo bien que posa! ¡Y con gafas de sol! (Maxi jersey visto aquí).

Y vosotras, ¿qué tal se os da esto del estilo y las mezclas imposibles?

fin post-