II Edición Amiga Invencible (2014)

amiga-invencible-insignia#PlayItLoud!

No podía cerrar mi temporada Navideña (a 14 de enero, sí), sin compartir con vosotros uno de los momentos estrellas de estas fiestas. Como ya hiciéramos el año pasado, a finales de diciembre volví a reunirme con unas personitas maravillosas para celebrar nuestro particular encuentro de la Amiga Invencible (II edición, en este caso). La foto que veis aquí arriba es el pack conmemorativo creado por Nieves para cada una de nosotras.

Cómo empezó la historia podéis leerlo aquí. Lo mejor de todo es, sin duda, haberlo convertido en tradición y ponernos cada vez el listón más alto, porque después de lo que voy a enseñaros hoy, no sé qué podremos hacer para superarnos en la próxima edición. De nuevo, de allí salieron cosas suficientes como para irnos de mercadillo y llenar dos stands, pero era todo para nosotras y sólo para nosotras. Eso sí, como la felicidad se comparte, allá vamos.

Las reglas eran fáciles: algo hecho a mano, algo dulce y algo para crear. Para romper el hielo, empiezo con mis regalos. Este año me tocó regalarle a Marta y aquí van las cosas que preparé.

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El plato fuerte de mi regalo fue esta muñeca de tela. Nunca había hecho una, así que conté con la siempre maravillosa ayuda de mi madre, que aún en esto del costureo me da un millón de vueltas. Os enseño un poco el proceso para darle vida. Desde crear un patrón totalmente improvisado a ir dándole forma, rellenándola de guata, vistiéndola, peinándola y pintándola. Todo esto sin tener ningún plan ni boceto, pero es lo que tiene hacer las cosas con altas dosis de cariño. Creo que nos quedó una muñeca preciosa y es como si, en cierto modo, una de mis ilustraciones hubiese saltado del papel al 3D.

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El primer regalo, cuya primera misión consistió en hacer de packaging para el resto de los regalos, fue esta tote bag hecha a mano (y a máquina) con una ilustración creada expresamente para celebrar este encuentro (para ello usé papel transfer, mucho más fácil que aquella técnica que os enseñé del gel medium).

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Aquí os dejo un collage con el resto de los regalos: la muñeca, cuyas únicas instrucciones son las de ser tratada con mucho amor. La caja mágica de las chuches, con mensajes bonitos y deseos de cosas buenas para el 2015. Una taza de desayuno con la ilustración de Audrey Hepburn, de quien Marta es muy fan. Y para crear un par de ovillos de lana y aguja a juego (materiales a los que ya les ha dado vida en forma de boina preciosa, y es que nuestra Martuki es toda una artista).

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Aquí arriba podéis ver todos los regalos juntos y fotografiados por Marta.

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Y seguimos con los regalos que Marta preparó para Marisa, inspirándose en Amelie, película favorita de esta última y que sin duda se llevó el premio al regalo más emotivo y es que, entre otras cosas, Marta se curró hasta un encuentro secreto con la familia de Marisa para rescatar algunos tesoros de su infancia. Hubo risas y hasta alguna lágrima, aunque eso sí, de felicidad.

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Marta convirtió en realidad algunos de los momentos más especiales de la película: los gnomos, los tesoros de niños, los pequeños placeres…

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Incluido un álbum de fotos de los que rescatan recuerdos de muchos años, pero aún así imborrables.

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Es el turno de Nieves, que recibió regalos de Marisa. Una vez más el cine estuvo muy presente y dado que Nini es fiel fan de las películas de Wes Anderson, sus regalos estuvieron muy vinculados a dos de sus obras: Moonrise Kingdom y El gran hotel Budapest.

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Marisa rindió además homenaje a otros grandes artesanos con empresas bonitas y así sus regalos incluyeron un pack de productos de nuestra paisana Pedrita Parker y un pañuelo de Moonrise Kingdom estampado por Pablo Salvaje. Además de «articulos de colección» de El Gran Hotel Budapest creados por ella misma (y por su súper-padre Pepe, nuestro pastelero favorito).

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Amantes del mundo Wes Anderson, ¿es o no esto de aquí arriba una obra de arte? Pregúntenle a Nieves, que quizás les diga aquello de «se mira pero no se toca».

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Y al fin, mi turno. Yo tuve la suerte de recibir mis regalos de Nieves, que en eso de crear bonituras tiene poca competencia. Para iniciar el juego me puso el reto de resolver una sopa de letras como requisito para poder abrir mis regalos (afortunadamente se apiadó de mí y me dejó hacerme con mi premio después de un par de palabras).

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Mis tesoros incluían mini-magdalenas de chocolate en una lata bien bonita, toppings para galletas y cupcakes varios y mucho, muuuucho material para crear. Y los regalos estrella: una de sus preciosas ilustraciones de moños con flor en cartulina y una maravillosísima mochila hecha a mano (con ayuda de Lapaki, el arte está en la familia) y que he prometido no quitarme a no ser que tenga que vestir de etiqueta.

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¿No es preciosa? Yo estoy totalmente enamorada y presumo de súper bolso allá por donde voy. Además, está perfectamente elaborada para poder usarse como bolso panera o mochila. ¡Gracias, Nieves!

Y esto es todo por hoy, que no es poco. Las mentes se ponen en marcha para la próxima edición de la que os volveré a dar buena cuenta cuando llegue el momento. Sólo me queda mandarle un beso enorme a mis tres princesas (Marta, Marisa y Nieves, ¡sois re-bonitas!) y desearos a todos vosotros que paséis un día estupendo.

¡Nos leemos el viernes!

fin post-

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Caja de luz DIY para fotos bonitas

Caja de luz DIY_ tutorial

#PlayItLoud!

Hablando de luz, años luz hace que debería haberme puesto con esto. La cajita en cuestión estaba en mi lista de tareas pendientes casi que desde antes de inaugurar el blog (y ya van 99 post, señores). Mira que reconcomía la pena cada vez que, cámara en mano, me topaba con esos fondos no deseados, con las luces y las sombras incontrolables y el no poder enfocar al objeto protagonista desde según qué ángulo por miedo a que el tendedero se colase en la foto.

Pero ya se acabó. La semana pasada desterré esa mezcla de miedo y pereza que me daba ponerme con el asunto y me fabriqué mi propia caja de luz. Es muy pero que muy fácil y no se tarda más de quince minutos (y ya es mucho).

Vamos allá. Para fabricar nuestra propia caja de luz necesitaremos:

  • Una caja de cartón de las medidas que consideréis oportuno (depende si vais a fotografiar cosas pequeñitas o algo más grandes)
  • Un cúter
  • Papel vegetal, vale el papel de horno del súper (si la caja no es excesivamente grande, basta con tres pliegos)
  • Una cartulina blanca
  • Cinta adhesiva (celo de toda la vida)
  • Lápiz y regla y tijeras
  • 3 flexos o focos de luz pontentes

¿Tenemos todos los materiales? Pues entonces, manos a la obra:

  1. Para empezar, seleccionamos la caja y le cortamos las tapas. Mucho cuidado con el cúter, que va bien ligero y nos puede jugar una mala pasada.
  2. Una vez la tengamos, dibujamos tres rectángulos (dos laterales y uno superior) y dejamos un margen de unos 3 centímetros, como mínimo, hasta el borde. Recortamos de nuevo con el cúter.
  3. El siguiente paso es cubrir con papel vegetal cada uno de los huecos que hemos hecho en la caja (por la parte exterior). Por mi experiencia, os diré que este tipo de papel y el celo no se llevan muy bien, así que aseguraos de pegarlo bien y poned tanta cinta adhesiva como haga falta, porque se escapa con facilidad.
  4. Pegamos la cartulina en el interior dejando una curva que nos ayudará a evitar bordes y esquinas en la foto (medir el interior de la caja y ajustar la cartulina si es necesario).
  5. Ya sólo nos queda colocar tres focos de luz apuntando desde bien cerca a cada uno de los rectángulos de papel vegetal, colocar el objeto a fotografiar en el centro de esté mini estudio y darle al botón de la cámara.

Caja de luz DIY resultado

¡Magia! Nuestro objeto parece estar suspendido en medio de la nada. Se acabaron los quebraderos de cabeza, los lamentos en días de lluvia y los ángulos prohibidos. ¡Ya soy dueña y señora de mi propio mini-estudio fotográfico!

¿Qué os parece? Yo estoy bastante contenta y creo que me ayudará mucho a la hora de hacer según qué fotos.

Hoy no me despido sin antes comunicaros que el miércoles será mi post número 100OMG!) y para celebrarlo por todo lo alto, vendré cargadita con algunas sorpresas, así que queda terminantemente prohibido no pasar por aquí.

¡Que tengáis un gran día!

fin post-

 

Encuadernación pro en casa

encuadernación bind it all 1#PlayItLoud!

Que los flechazos materiales existen es algo que todo sabemos. De hecho, pese a que pueda sonar frío y superficial, son mucho más abundantes que los flechazos entre personas, y el lado bueno es que puedes sufrir mil al día sin la sensación de estar traicionando al anterior. Yo no he calculado mi promedio de flechazos diarios, pero me temo que si lo hago, la cifra sería bastante elevada. Pues bien, el año pasado me encandilé de esta encuadernadora cuando la vi en el blog de Nini, Bonituras de corta y pega, y fue un amor a primera vista de los fuertes, de esos que te hacen decir «la quiero y tiene que ser mía». Poco después tuve la oportunidad de hacerle una visita a su dueña en aquella escapada al DIY Show de la que ya os hablé, y supe que era amor verdadero cuando la tuve en mis manos.

La preciosa encuadernadora Bind it All en rosa pastel se fue directa a la primera posición de mi wish list y fue mía cuando mi fantástico señor Wayne me la regaló en nuestro aniversario (¡hurra!). He tardado bastante en usarla, pero como toda buena cosa que se hace esperar, ha merecido mucho la pena.

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Lo primero que hice fue diseñar la imagen de las tapas. En esta ocasión decidí dibujar una frase divertida que me inspirara en mi misión craft, así que me fui de cabeza a por ese «I’m Crafty and I know it», que para mí tiene un significado muy especial.
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Hacer los agujeros no es del todo difícil, pero hay que ser bastante cuidadoso y poner en práctica un par de truquitos necesarios para alinearlos, lo cual será fundamental a la hora de completar la encuadernación. Se requiere un poquitín de paciencia y ganas de disfrutar de lo hecho a mano.

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Et voilà. Este es el resultado del proceso. Estoy tan contenta y orgullosa que no puedo dejar de mirarla, ni esperar a llenarla de ideas bonitas. ¡Ay, si yo hubiese tenido esto en mi poder en mis años de estudiante! Habría sido la envidia de la clase y me habría ahorrado una buena pasta en la papelería del pueblo.

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¿Qué os ha parecido? ¿No es para enamorarse en bucle? Yo, a estas alturas, ya estoy perdida y no puedo más que reconocer que el mundo del craft me ha convertido en una ‘Material Girl’ (#PlayItLoud!), pero es que, cuando además te conviertes en la creadora del objeto, sienta tan bien…

¡Hasta el viernes!

fin post-