Ya sé que el día es mañana, pero dado que los sábados no son días de post, lo he adelantado al viernes para rendir mi particular homenaje a todas las mujeres currantas del mundo mundial. Sé que habrá quienes discrepen acerca de esta celebración, puede que algunas personas piensen que esto no hace más que potenciar esa distinción entre hombres y mujeres que tanto ha marcado la historia y que, desgraciadamente, sigue existiendo aún en ámbitos en los que no debería darse.
Somos diferentes en muchas cosas. Puede. El físico, por ejemplo, aquí no hay discusión posible. Existen también otros aspectos algo más subjetivos, pero sobre los que todos y todas hemos debatido tontamente, en el mejor de los casos, en más de dos ocasiones (y las que quedan). Los hombres son simples, las mujeres son malas entre ellas, los chicos siempre piensan en lo mismo, nosotras tendemos más al compromiso. Seguro que sabéis alargar la lista. Hay mucho de patio de colegio, de aquello de «los niños con los niños y las niñas con las niñas«, de tests post-pubertad de la Super Pop, de películas rancias y de televisión (des)educadora .
Pero hay algo en lo que no podemos ser distintos. En derechos. Y también en libertades. Aquí no se trata de ser más que nadie. Se trata de ser. Sin más. De elegir lo que queremos hacer con nuestra vida y de tener unos derechos que nos amparen en esa toma de decisiones. En nuestro día a día jugamos a aparentar que ya se tienen, pero aún queda mucho tanto por avanzar (y aún así se siguen dando pasos atrás). Y eso es aquí. Hay lugares donde todo esto que hablamos ni siquiera se menciona, quizás ni se plantea.
Así que, por todo lo dicho, sí, nos merecemos un Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Por ser capaces de decidir y de luchar por lo que queremos ser. Por hacer el hueco cada vez más grande en ámbitos laborales que hasta hace muy poco se nos tenían vetados. Por seguir caminando hacia delante y lograr convertirnos en iguales, por muy distintos que seamos. Porque llegue el día en que esta celebración no sea más que un guiño al pasado y la palabra discriminación haya caído en desuso.
¡Felicidades a todas! ¡Y a seguir currando!