Las ciudades de mi vida en 360º

Mis ciudades en 360º#PlayItLoud!

¡Buenos días! Hacía ya tiempo que tenía ganas de dibujar y combinar, de alguna manera, parte del paisaje de las ciudades de mi vida para poder disfrutar de todas ellas en una misma ilustración. Lo tenía apuntado en mi lista de «ideas para dibujar», pero hasta ahora había sido esa opción que siempre descartas, como a quien nunca sacan a bailar en la fiesta del instituto de las pelis americanas.

Pero hace unos días por fin se encendió la bombillita y lo vi claro. Mi proyecto debía estar representado en 360º, en un pequeño planeta al más puro estilo El Principito, pero con edificios que subían y se extendían en redondo, todos con su pequeño pedazo de cielo.

Es una ilustración algo compleja porque todos los edificios tienen muchos pequeños detalles, por lo que, aunque realizada en digital, está hecha a mano trazo a trazo y coloreada de la misma forma.

¿Y cuáles son las ciudades de mi vida? Pues de todas ellas os he hablado ya en muchas ocasiones (y es que llega un momento, después de tanto tiempo, en que es inevitable repetirse), pero para que las reconozcáis en la ilustración yo os hago el tour sin problema:

Mis ciudades en 360º

  • Si partimos del pequeño autobús rojo, podemos ver Londres, ciudad donde viví seis años tras acabar la Universidad (os cuento más aquí y aquí). En ella aparecen el famoso rascacielos conocido como «The Gherkin» (el pepinillo, por su forma), el emblemático Tower Brige y, cómo no, el Big Ben y parte de la Abadía de Westminster.
  • Le sigue, a su derecha, Cádiz, que es la ciudad donde nací, y que he representado a través de su Balneario, el famoso arco de la playa de La Caleta y, por supuesto, el Gran Teatro Falla, casa de los Carnavales que todos los años llenan Cádiz de alegría y color.
  • Cómo no, tenemos a Ronda, donde crecí y pasé mi infancia y mi adolescencia de chica rebelde (y sin ninguna causa) y el #pueblitobueno al que sigo regresando para ver a mis papis, que aún viven allí. Tenéis fotos y anécdotas en esta entrada. De Ronda he dibujado parte de su Plaza de Toros, que a mí me trae muy buenos recuerdos, aunque nada tienen que ver con lo taurino, y es que de pequeña bailaba allí todos los veranos con la escuela de danza a la que estaba apuntada, el famoso Puente Nuevo, conocido como El Tajo, y la Iglesia del Socorro, que estaba en la plazoleta que había frente a mi casa y donde tanto jugué de pequeña.
  • Y por último, pero no menos importante, Málaga, ciudad donde pasé mis cuatro años de Universidad y a la que regresé después de despedirme de Londres. De ella he dibujado su Alcazaba a los pies del Teatro Romano, la Plaza de la Merced, templo indiscutible de mi vida universitaria, y cómo no un pedacito de su Catedral.

Y esto es todo por hoy, espero que hayáis disfrutado del paseo y de la ilustración. Yo pienso imprimirla bien grande y buscarle un hueco especial en una de mis paredes sin gotelé, y es que después de tanto tiempo con la idea atascada en la cabeza, estoy muy contenta de que por fin haya visto la luz.

¡Feliz miércoles!

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Mi álter-egoblogger: temporada otoño/invierno

Álter-Egoblogger otoño

#PlayItLoud!

Ya hacía tiempo que no sacaba a pasear por aquí a mi pequeña Álter-egoblogger, y con eso de que parece que el otoño por fin ha llegado para quedarse (¡aleluya!) y los armarios han dejado de ser un batiburrillo loco de vestidos veraniegos mezclados con rebequitas de entretiempo, me he dicho que qué mejor momento para colocarle unas cuantas prendas y llevármela a pasear.

Cuando vivía en Londres, en los periódicos gratuitos que repartían por la tarde al entrar al metro había una sección en la que sacaban fotos a chicas estilosas que paseaban por Oxford Street, a las que paraban para preguntarles de dónde eran cada prenda y accesorio que llevaban puesto y por cuánto les había salido el modelito entero. Yo nunca me sentí amenazada por ninguno de esos paparazzis cazadores de it-girls anónimas, pero también confieso que nunca me he arriesgado a llevar ropa que llamase demasiado la atención. Ya quisiera yo para mí el valor de Carrie Bradshaw, pero al final como más cómoda me siento es en este estilo que me define desde hace ya un buen puñado de años.

Pero ya que este es mi blog, he decidido vestir a mi álter-egoblogger con ropa que de verdad tengo en el armario y me he propuesto jugar a ser la fotógrafa que la pare y le pida que haga una lista de todo lo que lleva puesto y de cuánto dinero se ha gastado. Así que allá vamos:

  • Gorro, regalo tejido por las maravillosas manitas de mi amiga invencible 2013, Marisa, aka Kraftcroch (valor incalculable).
  • Pañuelo para el cuello (una de mis perdiciones), comprado en el mercadillo de mi pueblito bueno (2 por 5€, señores, así quién se resiste).
  • Trenca, de Topshop, temporada otoño/invierno 2011/2012. Reconozco que esto fue más un capricho que otra cosa, porque soy un poco la loca de los abrigos. Llevaba años queriendo comprarme una trenca y en una escapada a Londres la vi en una tienda y tuve que llevármela sí o sí. Creo recordar que me costó unos 85€ (que ya duelen, a mí al menos). Lo único malo es que es tan, tan, tan abrigada que en Málaga no puedo usarla, por lo que es mi chaquetón comodín para viajes a zonas de frío polar o para cuando subo a Ronda en invierno (allí me viene de perlas).
  • Jersey, de Springfield, de esta temporada (ya os lo enseñé en Instagram), 29,99€. Flechazo de amor total, de esos que sabes que nunca olvidarás y que siempre te arrepentirás si no lo compras.
  • Vaqueros, podrían ser cualquiera de los que tengo en el armario, pero os dejo la referencia a los últimos que me he comprado en Stradivarius, por 19,95€. Confieso que odio comprar vaqueros y que nunca me quedo contenta con los que me acabo llevando. Así que si alguien conoce una marca buena, bonita y, si no barata, al menos económica, que me lo cuente, que se lo agradeceré por siempre.
  • Botines de flecos, de Kling, desconozco a qué temporada pertenecen, porque me los compré en Privalia, si no recuerdo mal por unos 30€, pero me encantan. Eso sí, tienen algo de plataforma interior y no son demasiado cómodos para largas caminatas, pero para el día a día van geniales.
  • Paraguas transparente, de Esyumi, ilustrado por mí (vale hacerse publicidad, ¿verdad?), que tenéis a la venta en su web por 17,90€ y que aún podéis conseguir participando en mi sorteo cumple-blog (no perdáis la oportunidad).
  • Tote bag cosida por mi maravillosa madre y decorada con la técnica de transferencia a tela que os contaba en este post.

Y esto es todo, vestida de los pies a la cabeza en temporada otoño/invierno (que siempre requiere mas prendas), complementos varios incluidos, por 185,43€, tampoco está tan mal, ¿no os parece? Además, así se quita una el gusanillo ese de momento estrella, pero sin pasar vergüenza, que para eso tengo a mi egoblogger de filtro. Y vosotros, ¿cómo afrontáis el frío, qué marcas os gustan, fabricáis algunas de las cosas que lucís?

Que paséis un gran día y nos leemos el viernes ;)

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De la A a la Z: F de Flores

F de Flores#PlayItLoud!

Hoy toca entrada fotográfica. Ésta es la quinta vez que participo en De la A a la Z, de Miss Lavanda, un proyecto en el que todos los participantes ayudamos a Laura a crear un abecedario de imágenes para todos los gustos.

Creo que tengo una fijación preocupante con las imágenes que elijo para esta iniciativa fotográfica, y es que con eso de que una va por la vida como las locas, cual pollo sin cabeza, cuando se acerca la fecha siempre hecho un vistazo a las fotos que ya tengo, para ver si hay alguna que encaje con la letra que toca, y siempre la encuentro, sí, en el archivo de fotos de Londres… Así que allá vamos. Con la F de Flores.

Londres tiene un millón de cosas mágicas, nunca me cansaré de repetirlo, y entre ellas están los «Flower Corners», tenderetes que te encuentras salpicados por las esquinas, en plena calle, donde venden flores frescas, combinadas en ramos tan preciosos que es imposible no querer llevarse uno a casa.

En mi primer año en Londres (y de aquello hace ya diez…), trabajé en una cafetería en el barrio de Hampstead (preciosa zona si vais de visita, tiene una de las creperías más famosas de la ciudad y un parque inmenso con unas vistas alucinantes) y justo en la puerta del local se colocaba todos los días un Flowerman que era cliente habitual nuestro, de esos cuyo café sabías preparar sin necesidad de que lo pidiera. Muchas tardes, cuando estaba a punto de cerrar el «chiringuito», entraba en el bar con los ramos que le habían sobrado y nos los regalaba. Y así me montaba yo en el bus de vuelta a casa, permitiendo al resto de los pasajeros imaginar lo afortunada en el amor que era aquella chica. Recuerdo una noche en la que  mis compañeras y yo nos fuimos de copas al salir de la cafetería, y cargar con el ramo no era precisamente cómodo, así que se lo dejamos al conductor del autobús para que éste se lo regalara a su mujer. Siempre me pregunté si aquel señor habría llegado a casa, ramo en mano, sorprendiendo a su pareja con flores…

Esta foto, en concreto, es del pasado mes de abril, me gustó el juego de capturar el clásico buzón de correo rojo con el puesto de flores en un segundo plano y el suelo mojado por la lluvia en uno de esos típicos días londinenses. Espero que os guste y os invito a pasar por el blog de Laura y visitar las aportaciones del resto de los participantes, seguro que hay más de una que os conquista.

Yo os espero aquí el viernes con más ilustraciones e historias. Hasta entonces, podéis comentar y compartir tanto como queráis, a mí me haréis bien feliz.

Que paséis un día genial.

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De la A a la Z: E de Espectacular

Espectacular (Londres)#PlayItLoud!

Hoy, para empezar bien el lunes, os invito a asomaros conmigo a una ventana con vistas de las que quitan el hipo. Lo que vemos a través de ella empieza con la E. E de Espectacular, que no de espectáculo, y es que este último no siempre se merece ese calificativo, aunque derive de su propia familia.

Existen mil rincones que pueden ser descritos como espectaculares, Para mí el de la foto es uno de ellos. Si aún no lo habéis reconocido, es parte del paisaje londinense del que puedes disfrutar si paseas por el Riverside, a orillas del Támesis. Y qué mejor estampa que la que le otorga un cielo nublado (más inglés, imposible).

El Puente del Milenio, todo acero, tan futurista, en contraste con los edificios que se extienden en cada una de las dos orillas que esta construcción une desde el año 2000, tan clásicos y fieles a sus fachadas originales. Destaca la Catedral de St Paul, uno de los edificios más fotografiables de la ciudad, que ya para mí era mágico, antes de pisar suelo inglés, gracias a Mary Poppins y su anciana de las palomas (los clásicos de Disney, una de mis grandes debilidades).

Éste es uno de los paseos que más me gusta de Londres y un imprescindible cada vez que visito la ciudad desde que me marché de allí. Recorrerlo a pie, desde el Tower Bridge a la Catedral de Westminster, despacio, sin ninguna prisa y en buena compañía, hacer parada el la Tate Gallery (obligatorio subir a su cafetería, desde donde podréis visualizar la estampa completa desde las alturas) o sentarse en uno de los bares a la orilla del río y disfrutar de una buena pinta (hay uno en el que, si hace frío, te dan mantas). De todo esto ya os hablé yo en su momento en esta entrada (es lo que pasa por hablar tanto, que al final una se repite…).

Con este post participo, una vez más, en la iniciativa fotográfica De la A a la Z, de Miss Lavanda. Vuelvo a tirar de archivo, pero con eso de que nunca escribí el post de mi última visita a Londres, tengo un montón de fotos preciosas que enseñar (algún día me mandaréis a la porra por dar tanto la lata con esta ciudad…). Podéis ver las fotos de los demás participantes aquí.

Puertas de colores (Londres)«Bonus track»: puertas bonitas de una misma calle en el barrio de Angel

Que paséis un gran lunes con vistas espectaculares.

¡Hasta el miércoles!

Proyecto de la A a la Z: D de Diversión

D de Diversión

#PlayItLoud!

Hoy vuelvo a participar, por tercer mes consecutivo, en la iniciativa fotográfica De la A a la Z de Laura, aka Miss Lavanda. Esta vez, además, he conseguido no dejarlo para el último día como venía haciendo. La letra para septiembre es la D, y llevaba ya un tiempo dándole vueltas a qué podría ser fotografiable con la letra D: dedos, dudas, dormir, despertar, delicias… Se me venía mucho y, a la vez, muy poco a la cabeza. Enfocaba y disparaba, pero la cámara no me regalaba ninguna imagen que consiguiera enamorarme.

Hasta que el otro día, mientras buscaba unas fotos en el ordenador, me tropecé con ésta y lo tuve claro: D de Diversión. Me había propuesto no tirar de archivo, pero la sonrisa que me arranca esta imagen, cada vez que me cruzo con ella, fue más fuerte, y decidí que tenía que compartirla. Me encanta esta foto porque en ella capturé un momento de felicidad, de esos de los que no eres enteramente consciente mientras lo vives, pero que te dejan con esa paz y esa tranquilidad que te hace darte cuenta de que ya lo has añadido a la mochila de los recuerdos bonitos.

Fue en mi último viaje a Londres, allá por abril, y llevábamos muchísima prisa, porque estábamos a punto de perder el tren que nos llevaba a la otra punta de la ciudad, donde celebrábamos la fiesta de cumpleaños sorpresa de esa chica que salta en la foto, que oponía resistencia y se negaba a obedecer órdenes la muy cabezota (serlo tanto y a tu manera es otra de las cosas que te hace única, amiga mía). Pero cuando me topé con este viejo y precioso pub abandonado, convertido en una obra de arte urbano, una explosión de colores en medio de un día tan gris, paré un momento para hacerle una foto y de pronto todos nos olvidamos de las prisas, yo enfocaba y disparaba y ellos saltaban de un lado para otro, como niños que se divierten, dándole aún más color a la estampa.

Después de aquel momento, que no llegó a durar un minuto, todos volvimos a la carrera, para llegar a la estación antes de que saliera aquel tren, que, muy por los pelos, conseguimos coger.

Y es por eso que esta imagen simboliza para mí la diversión, la espontaneidad, el impulso y ese instante que hace que cuatro personas sintonicen la misma frecuencia en un mismo momento para olvidarse del mundo y sonreír (aunque yo no pudiera saltar haciendo la foto).

Espero que os guste y haya sido capaz de transmitir un poquitín la sensación de felicidad que me regala este momento, hecho eterno gracias a la fotografía, que al fin y al cabo es la magia que Laura pretende que capturemos con este abecedario fotográfico. Así que os invito a pasar por su blog y descubrir al resto de los participantes.

Nos leemos el viernes, hasta entonces, ¡divertíos!

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Proyecto de la A a la Z: B de Ben’s Cookies

B de Ben's Cookies

#PlayItLoud!

La fotografía es una de mis asignaturas pendientes, lo reconozco. Allá por 2008, me compré una Canon preciosa que a día de hoy aún me mira muerta de risa desde el rincón del armario donde la guardo. Vivía en Londres y en una de mis crisis de esas de no saber qué quería ser de mayor, se me ocurrió que quizás podría complementar mi estudios de periodismo con la fotografía. Hice un curso que me sirvió de poco y salí a dar cuatro paseos con la cámara, pero aquello no cuajó.

Aún así adoro hacer fotos, y mi móvil (por mucho espacio que tenga) anda siempre fatal de memoria por culpa de las más de dos mil imágenes que puedo llegar a acumular en su carrete (aquí no exagero). Doy gracias a los avances tecnológicos que me permiten capturar momentos bastante decentes con la cámara de mi smartphone, juro amor eterno al formato Instagram y mantengo altas las esperanzas de coger un día mi réflex por los cuernos y aprender a hacer cosas bonitas con ella.

Este mes me he propuesto participar en el Proyecto de la A a la Z, una iniciativa fotográfica preciosa que Laura, de Miss Lavanda, inició el mes pasado (con la letra A, a la que llegué tarde, así que comienzo por la B, a la que llego por los pelos, porque acaba hoy…). Y para estrenarme (por ser mi primer mes, he tirado de hemeroteca, pero prometo cambiar eso a partir de la C), he elegido precisamente una foto de mi última escapada a la cápital inglesa (aún os debo un post por aquello). Ese momento casi mágico que uno vive al zamparse una de las deliciosas galletas de Ben’s Cookies. Si habéis pasado por allí, quizás las conozcáis, si no, apuntadlo y aseguraos de que hacéis parada en una de sus tiendas cuando tengáis la ocasión.

Son unas galletas enormes (como podéis ver en la foto), de forma y tamaño irregular (no hay dos iguales), que se venden al peso y aún conservan el calor de haberse cocinado en el horno. Aquel día, después de llevar toda la mañana recorriendo mi Londres favorito, saturando mi teléfono con un millón de fotos (ya os lo he dicho) y aliviando la nostalgia que me produce estar lejos de esa ciudad demasiado tiempo, me regalé una con chunks de chocolate negro (ummmmm…) a mi paso por Covent Garden (que es ese lugar que puede apreciarse detrás de la súper-galleta). Deliciosa. Y os lo dice alguien que no se pirra por lo dulce, pero hay cosas a las que una no puede resistirse…

Espero que hayáis disfrutado de este instante, breve pero bien dulce. No me voy si antes invitaros a pasar por el blog de Laura (aquí) y así conocer al resto de los participantes de este pequeño gran proyecto que de aquí a la Z será multitudinario, ya veréis.

Que paseis un gran día :)

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London Calling!

Soldaditos UK

#PlayItLoud!

Mañana me voy a Londres y estoy que no quepo en mí de alegría. Ya os conté que viví allí algunos años, pero desde que regresé a España, hace ya tres y medio, sólo había vuelto una vez, y fue en 2011, así que el mono es ya tan grande que ver cualquier imagen de la capital inglesa en internet, en revistas o en la televisión me provoca una ansiedad de campeonato (y ya no te cuento cuando alguien se va allí a pasar unos días, ¡o a vivir!, purita envidia siento, por muy poco bonito que esté eso). Pero es que Londres se quedó con un pedacito importante de , y creo que así pasen cincuenta años yo seguiré sintiendo este amor incondicional por esa ciudad a la que aún hoy sigo echando tanto de menos. Y eso que regresé por iniciativa propia y aquí estoy feliz de la vida, pero no puedo evitar tener el corazón dividido.

Llevo casi una semana apretando la agenda para hacerle hueco a todos los sitios a los que quiero ir y a todos los amigos que me dejé allí, y a los que sí o sí tengo que ver. Tengo muchos lugares que revisitar, unas cuantas pintas con las que emborracharme de charlas y risas y, por qué no, nuevos rincones por descubrir. Estoy elaborando una lista de sitios con etiqueta craft que formarán parte de mi itinerario (y que nunca visité mientras vivía allí, dado que las altas fiebres por las cosas bonitas me dieron algo más tarde). Así que preparaos, porque me temo que a mi regreso os voy a dar bien la lata con todo lo que este viaje dé de sí (vamos, que los post de Asturias y Cantabria, parte 1 y parte 2,  se van a quedar en paños menores).

Londres Big Ben London Eye

Quiero volver a toparme con ese skyline Londinense recortado por el Big Ben, que tanto me decepcionó cuando lo descubrí por primera vez (me lo esperaba yo más Big al tal Ben), pero que tan precioso me acabó pareciendo con el tiempo (de verdad que lo es), y por el London Eye, esa noria descomunal que da vueltas sin parar, despacio, para que quienes montan en ella puedan disfrutar con calma de una panorámica de la ciudad que no tiene precio (bueno, precio tiene el de la entrada, que a día de hoy puede conseguirse desde 17.95 libras si se compra online). Yo ya fui valiente en su momento y llegué a subir a ella en un par de ocasiones, por lo que ahora la aprecio desde el suelo y así mi súper-vertigo y yo nos llevamos bien.

Tower Bridge_

También encontraré un rato para pasear por el Riverside, empezando la ruta en Tower Bridge, desde donde, si sigues avanzando, podrás ver el Puente del Milenio, la Catedral de Sant Paul (esa donde se le podía dar de comer a las palomas por dos peniques, no más, según cantaba Mary Poppins), el Shakespeare’s Globe Theatre o la Tate Gallery, aquí es de obligado cumplimiento subir a la cafetería (última planta) y dejarse grabadas en la retina (y en unas cuantas fotos si place) las maravillosas vistas que desde allí se disfrutan (la entrada es gratuita, como en casi todos los museos de Londres).

Flower Market

Las mañanas del fin de semana se las regalaré a mis mercados favoritos. Empezaré el viernes, dando un paseo por Borough Market, donde la comida se vuelve espectáculo y querrás que te presten un camión del Mercadona para llenarlo con ‘uno de cada’ y mandarlo de vuelta a casa. El sábado a Notting Hill, para perder la noción del tiempo en Portobello Road, que es puro color y bullicio, entre sus mil puestos de antigüedades, ropa, accesorios y objetos con los que querrías decorar tres casas. El domingo tengo tres. El atracón que empieza en Columbia Road y su precioso Mercado de las Flores, para seguir con Spitafields Market, donde hay mucho de todo, y también mucho handmade (suspiro), y acabar con Bricklane, el más autentico sin duda. Un mercadillo callejero donde puedes encontrar mil objetos de segunda mano, ropa vintage, bicicletas, puestos de bebidas, dulces. Prácticamente cualquier cosa que se te pase por la cabeza.

Fish & Chips

Y ya, para terminar, ¡oh, la comida! Quien diga que en Londres se come mal, miente como un bellaco o no ha ampliado sus horizontes más allá del KFC y el Subway (huye). En Londres puedes encontrar restaurantes de todos los rincones del mundo, regentados por personas de esos rincones del mundo. Indios, japoneses, chinos (pero chinos de verdad, no de los de arroz tres delicias con tortilla), libaneses, tailandeses, mejicanos, italianos. Cualquiera que se te ocurra, tú dilo, que hay uno seguro. Y con respecto a la comida británica, voy a romper una lanza a su favor y diré que hay muchas cosas que bien hechas, están de muerte, como el traditional Fish & Chips. Busca un restaurante especializado en este plato y prepárate para disfrutar (recomiendo muy mucho Poppies, en Bricklane, porque además de la calidad de lo que te sirven, el sitio es una pasada, sólo tenéis que echar un vistazo rápido a su web).

No más por hoy (la agenda es mucho más larga, pero estas cosas, mejor en pequeñas dosis). Prometo subir algunas fotos a Instagram, Twitter y Facebook (cuando el free wifi me lo permita), así que estad atentos. ¡Ah! Y yo me voy de vacaciones, pero el blog no descansa, así que os sigo esperando aquí el viernes y el lunes, no os despistéis.

¡Que paseis un gran día!

PD. Si conocéis Londres y tenéis alguna sugerencia craftiana (toma ahí), hacédmelo saber, ¡que la añado a la lista! Mil gracias :)

¡Estampados!

*Play it Loud!

Esta semana me han bailado un poco los días. Ayer falté a la cita de los miércoles, pero es que lo necesitaba para mí. No obstante, como yo no soy de las que faltan sin más, la semana seguirá contando en su archivo con tres posts. Así que aquí me tenéis hoy jueves, dispuesta a compensaros con una entrada bien bonita y un par de ideas sencillas para diseñar unas láminas molonas, que decoren algún rinconcito «desangelado» de la casa o para regalar y quedar como grandes artistas.

La técnica que he usado es el carvado de sellos. No tengo demasiada práctica en esto de crear dibujos con las gubias, pero me parece apasionante y muy divertido  (si queréis ver a una maestra en el arte de los sellos, no dejéis de visitar/seguir a La Fábrica de Secretos  – además tiene tienda online con diseños geniales para todas las ocasiones). Es importante que el pulso no nos baile demasiado, porque si éste nos falla nos podemos cargar el dibujo y habrá que volver a empezar.

Para esta ocasión he escogido dos de mis grandes pasiones: Londres, con su soldadito inglés (si aún no sabéis qué me une a esta ciudad, os lo cuento aquí) y Walter White aka Heisenberg (Breaking Bad me ha marcado, lo sé, no puedo dejar de inventar cosas con sus personajes. ¿Será grave?).

sellos.001

Una vez listos los sellos, no hay más que escoger un par de colores de tinta y estampar como si no hubiese mañana. Repetir la secuencia una y otra vez por todo el papel y jugar a darle algún efecto con los colores.

sellos 2.002

Para el soldadito intenté plasmar la bandera del Reino Unido con el rojo, el azul y el blanco de los espacios. Éste se hizo algo más complicado por tener que trazar el dibujo y  que algunas de las figuras tuviesen que incluir ambos colores.

sellos 2.001

Esta segunda opción, sin embargo, es facilísima y no lleva más de cinco o diez minutos. No hay más que crear un mosaico de sellos y darle un toque de color que además juegue con su significado. Nuestro protagonista, Walter White, cocinaba un producto azul que se hizo tremendamente popular en todo Nuevo Mexico.

Un par de sellos, tinta, folios y unos marcos sencillos y económicos bastan para darle forma a un regalo original y exclusivo. ¿Nos ponemos a estampar?

¡Hasta mañana!

fin post-