Navidad con sabor a mantequilla

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Llegó la nochebuena y la Navidad deja de ser el eslogan de un anuncio para convertirse en algo real. Las familias, más o menos grandes, se reúnen, el menú adquiere un aire más sofisticado, aunque no esté la cosa para tirar de cochinillo al horno ni de caviar (que a mí, plin), pero sólo con poner el mantel navideño, como que ya adquiere otro aire. Son los buenos deseos y el querer ser más amables lo que enciende la chispa estas fechas, aunque el materialismo y los mil y un regalos que ansiamos comprar lo nublen y pretendan distorsionar su significado. Yo sigo soñando y pidiéndole al nuevo año esa razón para sonreír de la que os hablaba el año pasado. Y es que las cosas no han cambiado tanto en un año, por mucho que algunas personas detrás de un plasma nos cuenten eso de que lo malo del mundo ya es historia…

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Pero mejor no hablemos de según que temas si no queremos despertar al Grinch que habita en mí. Hoy quería contaros que hace unos días hice galletas, quizás invadida por el espíritu festivo, y como quería que fuese algo fácil a la par que apetecible, me decidí por las de mantequilla (os dejo aquí el link a la receta que seguí, súper fácil y bien explicada, nivel no-soy-capaz-de-freír-un-huevo). Para hacerlas un poco más navideñas, usé unos moldes en forma de estrella que compré hace un par de semanas en Søstrene Grene, una nueva tienda que han abierto en Málaga (del mismo estilo que Tiger) y en la que puedes encontrar cositas muy económicas.

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No estaba muy convencida de cómo saldría la cosa, pero me quedé bastante sorprendida de lo fáciles de preparar que son y sobre todo del resultado, están riquísimas y no tienen nada que envidiarles a las típicas galletas de mantequilla danesas. Sólo necesitaréis cuatro ingredientes (mantequilla, azúcar, harina y esencia de vainilla) y en menos de los que os imagináis tendréis la casa oliendo tan bien que será difícil no querer comerse todas las galletas de un tirón.

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¿No os parecen perfectas para una merienda navideña? Acompañadas de un té o un chocolate caliente y en buena compañía, que se quiten los bombones dorados y sus opulencias. Además son muy económicas y con poquita cantidad de ingredientes te da para llenar una caja entera e invitar a merendar a toda la familia.

Y ahora sí, yo recojo los bártulos y me marcho unos días al pueblo, a disfrutar de la Nochebuena y la Navidad en casa, a dar paseos forrada hasta las cejas para combatir el frío rondeño y a reunirme con amigas invencibles en un encuentro del que os daré buena cuenta llegado el momento.

¡Felices Fiestas a todos! Y recordad, la Navidad es mágica gracias a los pequeños detalles, así que no se me vuelvan locos. Quieran mucho y rían aún más.

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Hoy toca pizza

receta pizza uva, requesón y cherries#PlayItLoud!

Hacía muchísimo tiempo que no me asomaba por aquí con una receta, por eso hoy os traigo una que he descubierto hace muy poquito, pero que en casa nos encanta. Primero porque, como casi cada pizza, es muy fácil de hacer y, además, porque está muy, pero que muy rica, gracias a la mezcla de ingredientes dulces, salados y ácidos (entre otros, que no domino yo tanto a qué grupo de sabores corresponde cada alimento…) . Pizza de uva, requesón y tomates cherry.

La receta la encontré en una app para el móvil preciosa que el señor Wayne descubrió hace un par de meses, The Whole Pantry, y que está disponible, para iPhone y Android. Las fotos de las recetas son espectaculares, así que si os gustan la cocina y la fotografía, os la recomiendo 100%. (edito: esta aplicación no es gratuita como había dicho, tiene un precio de 2.69€ para iPhone y 2.05€ para Android, que no es tanto, pero sí que podéis descargaros sin coste alguno otra app de cocina bien chula, Side Chef, que además ofrece un paso a paso de cómo hacer cada receta. ¡Perdón por la confusión!). La única diferencia es que nosotros le añadimos tomate frito a la masa y allí prescinden de él. Yo, para llevármela a mi terreno, os la reproduzco ilustrada y, por si acaso, os la dejo aquí abajo.

¿Listos? Pues allá vamos:

Ingredientes:

  • Masa de pizza (hecha en casa o del súper, al gusto. Nosotros tenemos la suerte de contar con las que hace mi suegra, que le salen ricas, ricas). En la aplicación podéis encontrar una receta para la masa con muy buena pinta.
  • 1 cebolla y 2 dientes de ajo
  • Tomate frito (de nuevo aquí, al gusto, de bote o homemade)
  • 150 gramos de tomates cherry cortados por la mitad
  • 50 gramos de uvas verdes y/o rojas
  • 150 gramos de requesón
  • 2 cucharaditas de tomillo (yo se lo echo seco, que es el que tengo en casa)

Preparación (como en casi toda preparación de una pizza, no hay demasiado misterio, sólo que en ésta, la cebolla y el ajo han de cocinarse antes de añadirlas a la base para meterla al horno):

  • Rehogar en una sartén la cebolla y el ajo hasta que queden doraditos, sazonando al gusto
  • Disponer los ingredientes sobre la base, empezando por el tomate frito y acabando con el tomillo
  • Llevar al horno, previamente precalentado, y esperar a que la base se dore y las uvas y los tomates se hayan cocinado un poco

¡Y listo! Ya sólo queda disfrutar, solos o en compañía, de esta pizza tan rica y original. Animaos a preparadla y me contáis qué os parece. También se aceptan comentarios con recetas que a vosotros os gusten o cualquier otra cosa que me queráis contar, a mí lo que me gusta es leeros, así que cualquier excusa es buena.

Que paseis un lunes estupendo y podáis decir eso que canta Izal, ¡qué bien! ¿Aún no le habéis dado al play?

P.D. Mañana es mi cumple-blog (¡yeah!) y voy a preparar un sorteo muy chulo, aunque aún no os puedo confirmar la fecha, pero será prontito, así que no os desconectéis ;)

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La caja tonta y la cocina: MasterChef

cosas que me gustan de la caja tonta#PlayItLoud!

Me las deseaba yo muy felices cuando decidí escribir esta entrada. Fue hace cosa de una semana y media y todavía  conservaba altas mis esperanzas de que las cosas siguieran el curso adecuado, de que los acontecimientos se sucedieran de la más justas de las maneras…

Vale, me estoy poniendo muy dramática y es sólo un programa de televisión, lo sé…

Hoy por hoy mi enganche a la tele es casi nulo. No sigo ninguna de las series que echan en antena y soy anti-fan de todos esos programas concurso de famosos que saltan de un trampolín (muy interesante…), bailan o cantan (aunque tengo que reconocer que vi las dos primeras ediciones de «Tu cara me suena», la primera por la novedad y la segunda porque Roko tenía mucho arte), y no soporto los espacios en los que airean trapos sucios sin que existan límites morales que tracen una línea en la que pueda leerse «hasta aquí».

Sin embargo, hay un género que me gana y calma esa cierta aversión que le tengo a la parrilla televisiva, y éste es la cocina. Suelo ver los programas de Chicote y seguí la primera edición de Top Chef (seguramente me enganche también a la segunda, para qué negarlo). Pero sin duda alguna, el premio gordo se lo lleva MarsterChef.

masterchef

A la primera edición nos enganchamos un poquitín tarde y de casualidad. Pero la televisión a la carta nos permitió ponernos al día en un periquete y desde entonces no nos hemos perdido ni un sólo programa (sí, también me enganche a la versión Junior, no me diréis que algunos de los pequeñajos no eran adorables, ese Aimar…). No contentos con eso, también hemos visto las cuatro ediciones de la Masterchef USA (y lo que llevan de la quinta, que emiten actualmente). Igual suena esto un poco friki, pero considero mucho más sano y enriquecedor ver programas de este tipo, con los que además aprendes y despiertas inquietudes, que esos otros que te cuecen el cerebro y aniquilan tus neuronas.

La cosa es que en esta segunda entrega, cuya final emiten esta noche, yo tenía un claro favorito desde el principio. Emil, el realizador publicitario, tachado de serio y antipático por algunos de sus compañeros, pero con más clase, educación y saber estar que muchos de ellos (si sois seguidores del programa seguro que se os viene algún nombre a la cabeza), y más importante aún, con mucho arte en la cocina. Pero cosas de la televisión, la semana pasada, en una prueba eliminatoria con la que no estuve del todo de acuerdo (sé que no estuve allí para probar los platos y por tanto toda opinión es más bien subjetiva), a Emil le pegaron la patada, alejándole de la plaza en la gran final que, desde mi punto de vista, se merecía.

Aún no se me ha pasado del todo el disgusto y pienso que una final entre Emil y Vicky tendría mucha más chicha que entre esta última y Mateo, porque creo que será ella quien se lleve el premio, sencillamente porque a lo largo de todo el concurso ha demostrado que cocina mejor que él. A pesar del ‘ataque Pokemon’ que le dio la semana pasada, que casi debiera haber sido tratado como ‘penalti y expulsión’ (lo cual hubiese colocado a Cristobal entre los dos aspirantes al título y habríamos tenido una final que nadie se esperaba, sí, pero igual un poco más justa…).

En fin, análisis aparte (que me voy por las ramas), esta noche en casa se verá la final, en Navidad la nueva edición Junior y el año que viene seremos fieles a la tercera. Porque es un formato ‘no-dañino’ que te hace pasar un buen rato, aspirar a ser un poquito mejor en los fogones y hasta intentar currarte unas presentaciones de esas chulas y refinadas. ¡Ah! Y al jurado que no me lo cambien, que sin las risas que nos regala Pepe, el estilo de Samantha y el todo talento de Jordi, MasterChef no sería lo mismo.

Y quién sabe… Igual esta noche la final nos sorprende.

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Lunes dulce: Tarta Tatín ilustrada

Recetas CPyC

#PlayItLoud!

A la hora de comer, soy mucho más de salado que de dulce. Prefiero llenarme con los primeros y los segundos antes de llegar al postre y prescindo de él con mucha frecuencia. Sin embargo, en la cocina, me divierte más la repostería (ya os lo contaba en el post de las galletas).

Como en toda buena receta, la combinación de los ingredientes es importante. Crear algo dulce de la nada tiene su puntito de magia y también una pizca de adrenalina. Hablo de la primera vez. Cuando sigues cuidadosamente los pasos sin estar muy segura de que vayas a conseguir algo parecido a la foto de la receta que has elegido, que es la más preciosa de todas las opciones que el señor Google te ha presentado (qué nos gusta ponernos el listón bien alto antes de empezar). Y mientras mezclas, combinas y cocinas te acompaña siempre ese miedo a no ser capaz de conseguir algo medianamente comestible.

La receta que os traigo hoy es muy, muy fácil y se hace en un rato. Tiene muy pocos ingredientes y el resultado es brutal. Ni yo misma creía que fuese a estar tan rica antes de probarla. Este post va dedicado a mi amiga Lili, que vive en París, pero con quien, gracias a ese invento del demonio que es el WhatsApp, me comunico audiovisualmente casi a diario. Fue ella quien me pasó la receta después de enseñarme cómo le había quedado y de asegurarme que estaba mucho más buena de lo que una, inicialmente, puede pensar. Así que no me quedó más remedio que ponerme manos a la obra.

¿Empezamos?

Tarta Tatín de manzanas:

Tarta tatín Ingredientes.001Éstas son las cantidades que yo usé en concreto, y acabé contenta con el resultado. La masa quebrada la compré ya hecha en el supermercado, pero también encontraréis recetas en las que os indican cómo elaborarla de forma casera.

Proceso:

  1. En un molde (apto para fuego y para horno – yo usé una sartén honda de unos 24cm de diámetro. Si tiene mango de plástico, basta con desmontarlo para trabajar únicamente con el metal) calentar la mantequilla y el azúcar, sin dejar de remover hasta convertir la mezcla en caramelo. Muy importante no dejar que se queme o la receta se nos habrá ido al traste.
  2. Pelar, descorazonar y cortar las manzanas en cuatro o seis pedazos y disponer sobre el caramelo líquido de la sartén/molde, de modo que cubra toda la superficie y no quede apenas espacio entre ellos.
  3. Para acelerar la cocción, cubrir con papel de aluminio y dejar que las manzanas se cocinen en el caramelo durante unos 5 o 10 minutos a fuego fuerte, hasta que estén blandas.
  4. Mientras tanto, precalentar el horno a unos 190º.
  5. Apagar el fuego y cubrir las manzanas y el caramelo con la masa quebrada, remetiendo los bordes con cuidado de no quemarnos.
  6. Hornear alrededor de 25 o 30 minutos o hasta que observemos que la masa se ha cocinado y tiene un tono dorado (además veréis que el caramelo empieza a subir por los bordes).
  7. Dejar reposar unos cinco minutos antes de darle la vuelta, para que el caramelo coja algo de consistencia. Al volcarla sobre un plato, hay que tener muchísimo cuidado, ya que el líquido estará muy caliente.
  8. Servir templada y, si gusta, acompañar con nata montada o helado de vainilla (o del que os plazca, pero como recomendación diré que, dado que la tarta es muy, muy dulce, mejor la combinéis con algo que no lo sea tanto).

Tarta tatín

Riquísima y altamente recomendable si tenéis alguna merienda a la vista y aún no habéis decido qué preparar. Os aseguro que será un éxito seguro y más de dos os pedirán la receta – y es aquí cuando debéis recomendar mi blog ;)

Os dejo también unas fotos reales del proceso, para que os hagáis una idea de los pasos y del resultado.

tarta tatín proceso

tarta tatín resultado.001

¿No se os hace la boca agua?

¡A comerse el lunes!

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