¡Buenos días! ¿Qué tal ha ido el fin de semana? Espero que genial y que haya servido, sobre todo, para apartar la pelusilla post-navideña que a muchos aún podía acompañarnos. Aunque el consumismo no pone el modo pausa de momento y por mucha cuesta de enero que estemos atravesando, las rebajas se nos cuelan en forma de anuncios, cartelería y calles plagaditas de gente con mil bolsas.
Yo agradezco ser cada vez menos ansiosa en este sentido, y es que las rebajas y aglomeraciones me dan una pereza terrible. Por eso prefiero dedicar mis esfuerzos a la vida tranquila (eso que ahora llaman slow-life) y poner mis energías en seguir creando cosas bonitas (de esas que provocan sonrisas más plenas que tener en mis manos un jersey rebajado al cincuenta por ciento).
Hoy os muestro uno de los últimos encargos que he tenido la suerte de realizar. Un regalo de Reyes para una madre y abuela muy, pero que muy especial, de parte de su familia, en el que buscábamos plasmar el cariño y la complicidad que existe entre ellos a través de una escena cotidiana de esas que vivimos casi cada semana.
Cada vez me hace más feliz ser cómplice de estos regalos distintos, que contienen mucho más cariño y significado que muchas de las cosas inútiles que podamos encontrar en cualquier tienda, corriendo a lo loco en busca de esos regalos de última hora.
Es precioso poder colarte fugazmente en la vida de personas bonitas que buscan tu ayuda para poder expresar algo muy especial, por eso quiero agradecerle a Julia haber contado conmigo para darle vida a esta lámina y desearle un millón de cosas buenas para ella y su preciosa familia en este 2015.
Y a vosotros desearos un feliz comienzo de semana, que la afrontéis con fuerza y no os volváis muy locos con las rebajas. Y si queréis hacer regalos diferentes, no tenéis más que enviarme un email, que yo me pongo manos a la obra bien pronto.
¡Ah! Y recordaros que hoy, a eso de las 10.00, anunciamos al primer blog ganador del primer encuentro de Blogersando, no vale perdérselo.
¡Que paséis un gran día!