Por cambiar un poco, ¿qué os parece si hoy charlamos un rato sobre las redes sociales y sus modas? Analicemos el tema de los selfies, por ejemplo (análisis es igual a mi particular visión de las cosas, a estas alturas ya sabréis cómo funcionan mis viernes). Para aquellos que hayan hibernado, o siguan siendo reacios a involucrarse en la vida 2.0, y desconozcan el significado de esta palabra con la que ya tonteábamos, pero que ahora repetimos cada vez que activamos la cámara del móvil, un selfie es la típica autofoto de toda la vida.
Cuenta la CNN en este artículo tan interesante, en el que además descubrirás quién fue el creador del término, que selfie fue nombrada la palabra en inglés del año en 2013. En él también podréis ver una galería de fotos en la que el mismísimo Papa Francisco posa con peregrinos y recién casados delante del objetivo de un smartphone. Y es que esto de estirar el brazo y fotografiarse a uno mismo, solo o en compañía, es algo que ya practicaban numerosas celebrities y personajes importantes. Obama, por ejemplo, es un gran fan de los selfies, según cuentan. Pero entonces llegó Ellen DeGeneres, presentadora de la última gala de los Oscar, y la lió parda con su selfie junto a las súper estrellas del celuloide. Ni más ni menos que dos millones de retuits en las primeras horas (el número final de veces compartida lo desconozco, pero tírale alto).
¿Qué trae consigo esta fiebre por autofotografiarse? Desde mi punto de vista, nada nuevo. Aunque le hayan cambiado el nombre y nos lo cuelen hasta en la sopa, es algo que llevamos haciendo toda la vida. ¿Quién no tiene fotos reveladas de selfies analógicos donde a la que posa en la esquina sólo le pillan media cara, el típico graciosillo de turno se cuela por detrás para hacer el tonto y casi captas mejor lo que acontecía allí donde estuvieras, que lo bien que te quedaba ese top nuevo? (Cosas que ocurren cuando los brazos de una no tienen nada que ver con los casi–gadgetobrazos de Bradley Cooper). Además, los selfies son casi obligatorios cuando dos se van de vacaciones juntos, si no quieres andar pidiéndole a todo buen señor que os haga una foto delante cada cosa bonita que veáis.
¿Puntos negativos de subir selfies a la red a día de hoy (cuando es algo que llevas haciendo desde que te abriste el Facebook, y antes de aquello los pinchabas con chinchetas en el corcho de tu habitación)? Pues sentirte aludido cuando los antipostureo tachan a quienes lo practican de ser víctimas del postureo. Otra cosa es cómo te lo quieras tomar.
Vivimos en una era en la que nuestra vida dispone de una serie de vitrinas en las que lucirla cual escaparate (conocidas como redes sociales). A algunos les gusta mostrarse a sí mismos, otros enseñamos lo que hacemos (y lo que pensamos). Hay quienes te dicen qué música están escuchando a cada momento y otros te dejan claro sus gustos y debilidades a través de las ciento una cadenas que se multiplican y crecen por las redes sociales. También hay quienes no quieren saber nada del tema (aunque eso no significa que otros no se encarguen de mostrar tu información por ti). La cantidad y los límites los pones tú.
Conclusiones. Allá cada uno con las suyas. Yo sólo digo que los selfies deben ser tan antiguos como la curiosidad humana (ya los practicaba Velazquez con las Meninas y fijo que las pinturas rupestres están llenas de ellos). Así que haceros todas las autofotos que queráis y llamadlas como os apetezca. Una sola petición, hacedlo con buen gusto (sólo tenéis que buscar selfie en Google Imágenes y me entenderéis).
¡Disfrutad del fin de semana!