Cuando la vida te lleva por los senderos del mundo de lo hecho a mano y decides entregarte en cuerpo y alma al espíritu craft, ocurre que te conviertes en aprendiz de todo y maestro de nada. Cuando además decides ser autodidacta porque el maldito parné te impide apuntarte a cursos de técnicas varias, aprendes por el método ensayo-error y recibes muchas de cal y varias de arena. Aunque es muy cierto que cada una de las de arena merece tanto la pena que te empujan hacia delante, para seguir aprendiendo y creando cosas que te hacen feliz.
Llevaba mucho tiempo con ganas de aprender a transferir imágenes a telas y confieso que he probado alguna técnica con resultados fatales, ni siquiera dignos de un simpático y bien resuelto fail (como aquél de mi mesita chalkpaint, que tan bonita quedó al final, pese a la intoxicación que sufrí tras terminarla). Tengo pendiente probar un par de técnicas de 2nd Funniest Thing (su barra libre de DIY’s es para volverse loca), como la estampación con plastidecores y la transferencia de imágenes por obra y magia del percloroetileno (que a día de hoy no he sido capaz de encontrar… Si alguien sabe dónde puedo adquirir una pequeña dosis en Málaga, que silbe).
En esta ocasión, la técnica que os traigo es la del Gel Medium (os dejo algunos de los tutoriales que he consultado al dar con ella, como éste de A Beautiful Mess, en el que además le dan un uso muy chulo, o este otro de Lovely and Creatiful, con vídeo explicativo) y el producto textil con el que he decidido trabajar es una tote bag (enterita hecha a mano por mi madre y su fantástica máquina de coser, cuyo arte pudisteis apreciar cuando os enseñé el bolso de tela de saco). Y ahora, sin más, nos metemos en faena:
¿Qué necesitamos?
- Cualquier textil que queráis usar para tal fin, preferiblemente de algodón (tened en cuenta que una vez usemos esta técnica será recomendable lavar las prendas a mano, ya que en la lavadora el dibujo podría estropearse, por eso yo elegí algo que no tendré que lavar demasiado, como una tote bag)
- Una imagen impresa en sentido inverso (para que al transferirla quede al derecho), en papel normal y con impresora láser (esto último es imprescindible o no funcionará)
- Gel medium (que podréis encontrar en tiendas de manualidades, ya que suele usarse con pintura acrílica)
- Agua y un pincel gordito (absteneos de usar los maluchos que sueltan pelitos a la mínima o se quedaran todos pegados a la imagen)
¿Cómo lo hacemos?
- Preparamos la tela, colocándola sobre una superficie antiabsorvente, para no dañarla con el gel ni con el agua. En este caso, yo usé fundas de plástico que coloqué en el interior, para aislar la parte de atrás.
- Recortamos la imagen y extendemos una cantidad generosa de gel por todo el dibujo. Le damos la vuelta y lo pegamos en el lugar donde queramos la impresión, asegurándonos de que se adhiere bien a la tela. Después de este paso hay que dejar secar, al menos, 24 horas.
- Transcurrido este tiempo, llega la parte importante. Llenamos un cuenco con agua y con las manos mojamos el dibujo (no basta sólo con humedecerlo, hay que empaparlo) para empezar a retirar el papel, lo cual haremos con la yema de los dedos y en movimientos circulares desde el centro del dibujo hacia fuera (para no estropear los bordes). Aseguraos de que la zona que estéis trabajando está siempre bien mojada y no hagáis ninguna presión con los dedos, ya que el dibujo puede desprenderse. Veréis que el papel se va deshaciendo e irá apareciendo la imagen.
- Una vez hayamos retirado todo el papel, lo limpiaremos y dejaremos secar totalmente. Después de esto, planchamos la tela del revés (no lo hagáis del derecho o se os quedara pegada a la plancha) para fijar bien la imagen.
¡Et voilà! Bolsa lista para ir a la compra, a clase o a la playa y presumir de arte.
Antes de despedirme, os cuento un algunas cositas acerca del proceso y el resultado, para que si os animáis a poner la técnica en práctica, no os pille por sorpresa. En primer lugar es importante saber que el resultado no va a ser perfecto, pero esto es parte de la magia de lo hecho a mano. Remover el papel, aunque no es difícil, es delicado, y puede que algunas partes del dibujo se despeguen un poco, sobre todo los colores más sólidos, por eso hay que frotar con mucho cuidado. El dibujo se queda adherido a la tela como una especie de vinilo, podemos sentirlo más sólido, como si estuviese pegado a ella y algunas de las partes pueden quedarse un poco blanquecinas, cosa que a mí no me molesta demasiado, pues le aporta un toque gastado muy chulo.
Espero que os haya gustado y os animo a ponerlo en práctica porque es muy fácil y además económico (el tubo de gel medium me costó unos cinco euros, pero aún me queda cantidad para hacer un buen puñado más de transferencias). Y ya sabéis que me haréis bien feliz si me dejáis unas palabritas aquí abajo :)
¡Nos leemos el viernes!
PD. Ya es 2 de julio, ¡no olvidéis descargar el calendario!