DIY ilustrado: Teñir un mantel para el verano

DIY tintes ropa#PlayItLoud!

Hoy, para continuar la semana en modo creativo, os traigo una manualidad (eso sí, ilustrada), que ya hacía tiempo que no le daba yo a esto del DIY y la verdad es que me apetecía pringarme con algo. La cosa va de tintes, que es algo con lo que nunca me había atrevido, pero con lo que tenía ganas de probar desde hacía tiempo.

No sé si os lo he contado, pero mi nuevo hogar, además de estar completamente libre de gotelé, tiene un patio enorme y precioso al que tengo pensado sacarle mucho partido en cuanto se acerque un poco la primavera (que espero que este año se presente en su fecha). Y la primera cosa que necesito tener montada es una buena mesa donde disfrutar de desayunos, almuerzos, meriendas y cenas en buena compañia. Así que he pensado que qué mejor que empezar tiñendo un mantel con el que cubrirla y ser la reina de la fiesta.

materiales necesarios para teñir prendas

Para ello, me he decidido por un tinte en color verde intenso. Aquí arriba podéis ver lo que necesitaremos para teñir cualquier prenda con la que queramos trabajar. Lo genial es que no tenemos que limitarnos a cubrir uniformemente toda la tela de un único tono, sino que podemos jugar con distintos efectos y degradados, lo cual nos da un montón de posibilidades para experimentar y pasar un rato divertido, que de eso se trata.

Para mi mantel yo he optado por el truco de las gomas elásticas, gracias al cual he conseguido un degradado muy divertido y alegre para la temporada primavera-verano. Los pasos son muy sencillos y casi seguro os vendrán detallados en las instrucciones del tinte que compréis, pero yo os dejo los que seguí un poco más abajo, por si sirve de ayuda.

proceso-tintes-iberiaY como en toda manualidad que una hace por primera vez, surge el miedo a si saldrá o no bien. Ese gusanillo que sube desde el estómago en la fase final del DIY, mientras una le pide al universo que su experimento no se convierta en un fail. Pero nada más lejos de la realidad…

mantel-tintes-resultado

Juzgad vosotros mismos. Aquí os dejo unas fotos del proceso y del resultado final, con el que estoy tan contenta que creo que voy a ampliar la colección «ropa de mesa» con unas servilletas en algún color que combine con el mantel. Creo que también me animaré con alguna prenda para mi fondo de armario veraniego, que los degradados son muy apropiados para esas fechas.

mantel-tintes

Podéis ver en la primera foto cómo hice el truco de las gomillas. Se trata de hacerle moñitos a la tela y sujetar con las gomas, lo que hará que el tinte no penetre en esas zonas. Dónde y cómo de grandes quieras hacer los moñitos es cosa tuya. Experimenta sin miedo.

Y ahora los pasos. Normalmente el proceso puede hacerse tanto a mano como a máquina. Yo os dejo aquí cómo hacer el primero (pero como ya he dicho, siempre es mejor consultar las instrucciones del tinte que compremos):

  • Llenar un barreño con agua caliente (suficiente como para sumergir la tela que queráis teñir).
  • Añadir el fijador que traerá el tinte y remover hasta que quede bien disuelto.
  • Añadir la sal (5 cucharadas soperas por cada litro) y remover de nuevo.
  • Verter el sobre de colorante y volver a mover hasta que quede bien integrado.
  • Humedecer la prenda con agua antes de sumergirla en el barreño y una vez dentro dejarla completamente sumergida durante 40 minutos.
  • Aclarar con abundante agua y lavarla con detergente (podéis meterla en la lavadora en programa corto).
  • Secar en posición horizontal y a la sombra (yo le dejé las gomas y cuando estuvo seco las quité y volví a secar otro rato para eliminar la humedad).
  • Planchar y listo.

¿Qué os parece? ¿Os animáis a probar y teñir alguna prenda? Seguro que así nos hacemos con un fondo de armario bien original para este verano y llenamos nuestra casa de detalles especiales y únicos. ¿Quién se apunta?

Nos vemos por aquí el viernes con el calendario para marzo, que ya asoma.

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Caligrafía para principiantes

#PlayItLoud!

Empecé la aventura del blog hace ya casi seis meses, sin embargo la planificación comenzó hace más de un año, y puede que esto sea muy poco, lo sé, pero también es mucho (aunque aún está muy lejos de ser demasiado), y es que de primeras nunca sabes cómo va a salir, si tendrás ideas suficientes y ganas de llevarlas a cabo, si el resultado será medio decente para poder enseñarlo (aunque los post sobre fails también se hacen necesarios, que somos humanos y erramos) y sobre todo si la constancia, que tantas veces te ha dado esquinazo, decidirá quedarse contigo de una vez por todas.

Caligrafía principiantes

Cuando por fin me decidí a saltar al vacío, os contaba que Cortar Pegar y Cantar era, entre otras cosas, un reto personal y multidisciplinar. Como buena asidua a bucear por este océano de blogs y webs infinitos como el universo, cada día me enamoro de cien proyectos distintos y creo notas mentales y físicas con las técnicas a investigar, que uno a mis ideas para adaptarlas a mi estilo y llevarlas a cabo. En este último año he hecho muchas cosas por primera vez, he rescatado momentos creativos de mi infancia y he añadido más experiencia y conocimiento a lo que ya creía saber hacer. Y esto no ha hecho más que empezar, os lo aseguro.

Mi reto personal de hoy es la caligrafía. Pese a que actualmente contamos con un sinfín de tipografías gratuitas que recrean mil y un tipos de letra, no puedo dejar de admirar el arte de dibujarlas con tus propias manos. Yo, que no he practicado un sólo ejercicio caligráfico desde que abandoné los cuadernillos Rubio, he echado mano este fin de semana de una pluma preciosa que me regalaron mis fantásticos cuñados hace un par de años y me he pasado unas cuantas horas surcando el universo Youtube en busca de los mejores tutoriales, tan buenos que pudiesen conseguir que alguien tan verde como yo en el asunto consiguiera crear algo medio decente.

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Si hay algún experto de la materia en la sala, seguramente podrá apreciar cierto grado de fullería en los trazos, fruto de mi inexperiencia y de un pulso temeroso (y ya de por sí algo inquieto), pero, ¿sabéis qué? Yo me apunto un tanto por querer seguir aprendiendo y exponerme con igual disposición al éxito y al fracaso.

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Hoy parezco dispuesta a soltaros un discurso motivador y, mira tú por dónde, además es lunes, así que me permito esa licencia. A veces es necesario abandonar nuestra zona de confort y marcarnos nuevos retos, no tiene que ser nada descabellado, las pequeñas cosas son perfectamente válidas. Juega, investiga, explora tu creatividad y, sobre todo, aprende, que ese proceso no acaba nunca.

¡Hala! ¡Feliz lunes!

PD. Os dejo los links de los vídeos que más me han ayudado, por si os animáis a practicar (es divertido y relajante, ya me contaréis…).

  • A partir de éste vídeo podréis ver de la A la Z (mayúsculas y minúsculas) cómo escribir en Copperplate.
  • Aquí tenéis un alfabeto en minúsculas de los más sencillos.
  • Y esto es algo que espero poder hacer algún día, lo fácil que se ve…

 

Chalk paint DIY – Una de aventuras y muchas desventuras

#PlayItLoud!

Me había propuesto publicar este post tanto si el resultado final de mi experimento era un hit como si era un fail. En el primero de los casos, el porqué es obvio. En el segundo, porque mis buenas horas le he echado al asunto y a veces de los errores se aprende y compartir los fallos desahoga e incluso puede servir para echar un cable a otras personas. Lo que finalmente ha sido… Juzguen ustedes mismos. Yo, por lo pronto, os pongo en antecedentes.

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Si sois algo asiduos a este mundo de lo hecho a mano, los blogs y las cosas bonitas, seguro que habéis escuchado hablar de esa pintura mágica, mundialmente conocida como Chalk Paint (creación de una señora llamada Annie Sloan, experta en pintura decorativa, a quien no le debe estar yendo nada mal con el invento – podéis leer más acerca del tema aquí). E igual también os habéis topado con algún post que os cuente fórmulas caseras para imitarla (yo aterricé en éste, donde lo explican muy bien).

Muy resumidamente, el chak paint es un tipo de pintura cuyo acabado es similar al de una pizarra y que permite incluso pintar con tiza sobre la superficie. Es una pasada para restaurar muebles de cualquier material, ya que no requiere tratamiento previo, y el acabado que se consigue es bonito a rabiar (si escribís chalk paint en Google y vais a imágenes, veréis de qué os hablo).

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Teníamos esta mesa blanca escondida en casa desde hace un tiempo. Estaba vieja, sucia y descuidada y llevaba unos meses pidiéndome a gritos ser mi conejillo de indias en el experimento de la pintura de tiza casera. Así que finalmente me decidí a comprobar si eso del «tuneo homemade» era una realidad o se quedaba en leyenda urbana (hace un par de días me tragué un programa enterito de Los Cazadores de Mitos, así que ando emocionada de la vida creyéndome una de ellos). Tras mi experimento con la mezcla y el aplique deduje que:

  1. la mezcla de la pintura, el yeso y el agua es sencilla y apta para principiantes.
  2. es fácilmente aplicable y los defectos de la superficie a tratar se cubren con facilidad (vamos, que el chalk paint es a un mueble viejuno lo que la BB cream a mi cara un lunes por la mañana…).
  3. el resultado final da bien el pego y es cierto que tiene una textura similar a la de una pizarra.

Podemos decir por tanto que el invento funciona (Plausible! – que dirían en el programa).

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Pero, tiene que haber algún «pero» (aunque sea sólo mío). Y en mi caso fue el tratamiento posterior para darle a la mesa un acabado vintage (maldita moda, por más que la adore…). Mi primer error fue comprar dos colores de verde. El más claro era sólo para que se percibiese en las zonas donde pensaba lijar la pintura del tono más oscuro, pero con el blanco de la mesa me hubiese bastado…

Busquemos el lado bueno, una doble capa nunca viene mal.

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El desastre total llego en el momento de lijar. Una pesadilla, de verdad de la buena. Compré un taco de lija que al dibujo de la mesa de poco le servía (¡miss ocurrencias!, tal cual), así que pronto cambié al formato papel, pero éste se desintegraba en cuestión de segundos. Y con él, mis guantes de látex. Y con ellos, casi mis dedos (no miento). Además de esto, creo que mis pulmones pueden haber quedado cubiertos por una buena capa de polvo de pintura a la tiza. Handmade. Y lo mejor de todo es que resultados, pocos. Después de sudar y sufrir con los bordes de la mesa y los dibujos más grandes, pensar en lijar la celosía me provocaba unas ganas conjuntas de gritar y echarme a llorar.

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Al final recurrí a un remedio poco ortodoxo y no muy digno de ser incluido en los pasos de un bonito tutorial DIY. Pero, ¿qué queréis que os diga? Estaba desesperada y a punto de mandar la mesa a porra, así que cogí las tijeras y raspé, en modo poseída, los cuadraditos y los bordes menos accesibles. Y, ¿sabéis qué? Que ahora que lo pienso, debería haberlas usado desde el principio.

Un par de respiraciones profundas para recuperar la calma y cumplir el último paso: dar cera, pulir cera. Nueva intoxicación. Un consejo si queréis hacer esto en casa: usad mascarilla. Desde el paso uno.

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Y finalmente… mesa lista. No es exactamente como la pintaba en mi cabeza, pero tampoco es un auténtico desastre para ser mi primer mueble restaurado… Y pensaréis, dirás más bien primero y último, o ¿es que, después de todo lo que acabas de contar, aún te quedan ganas de repetir? Claro, que lo que vosotros no sabéis es que a mí, a cabezona, no me gana nadie.

Ya por último, una cosita más, que después de tanto sufrimiento tengo que preguntar. ¿Qué os parece a vosotros?

Comentad, pero sed piadosos… :)

¡Nos leemos el viernes!

fin post-