Obras de arte en fimo

*Play it Loud!

Ya os he hablado en más de una ocasión de los regalos y de lo mal que se me da comprar objetos «convencionales», desde ropa a libros pasando por por casi cualquier cosa que vendan en las tiendas requetetrilladas a las que siempre acabamos recurriendo el día antes de una fecha especial. Hoy seguimos con el tema regalos, pero me paso de sujeto regalador a sujeto regalado.

¿Qué me gusta que me regalen? Pues no voy a mentir, hay mil artículos de esos que he catalogado como convencionales que querría tener ahora mismito. Sí, lo reconozco, soy una víctima de la sociedad consumista. Y de las grandes. Sin embargo, he de decir que hace ya tiempo que mi armario no recibe un buen chute de savia fresca, y que últimamente se me van más los ojos detrás de libros, revistas y objetos susceptibles de convertirse en «artisteces» que en vestidos y zapatos. Trae para acá las tijeras y el pegamento y llévame esas botas desconchadas del año pasado a teñir, que aún aguantan otro invierno (¿alguien se siente identificado?).

Pues bien. Si yo casi con cualquier detallito soy feliz (siempre se agradece apreciar en el obsequio un previo interés por los gustos de una), no te cuento si el regalo es handmade y además hecho con mucho amor, y yo tengo la suerte de estar rodeada de algunas grandes artistas. Para mi último cumpleaños, mi amiga Sandra apareció por casa con un surtido bien chulo de la sección de papelería de Ikea (estos suecos lo clavan en todo) y con la versión «fimoteada» de mi ilustración «Let it rain» (que podéis ver en aquí) y que para mí ya supera con creces a la original.

Todos los elementos, por más pequeñitos que sean, están moldeados en esa mágica pasta que es el fimo, horneados y dispuestos sobre el lienzo a imagen y semejanza del dibujo original. Y ya me diréis si eso no es amor del bueno. Y si encima los regalos me los entrega con su divertida parsimonia mi preciosísima sobrina postiza, a una, a parte de quedársele la boca abierta durante más de dos minutos, casi, casi se le escapa la lagrimilla. Qué fabuloso inspirar algo y que regrese a ti de una forma tan bonita.